La estimulación prenatal ayuda al niño a potenciar sus capacidades y habilidades futuras, ayudando al desarrollo de su sistema nervioso central, en particular, de su cerebro. Hablarle, cantarle, darse masajes en la tripita… Todo ayuda.
¿Qué es la estimulación prenatal?
Durante los 9 meses que el bebé pasa en tu útero no solo se forman sus órganos, sino también sus estructuras y conexiones cerebrales. Desde la semana 20 tu bebé es capaz de captar estímulos del exterior, lo que favorecerá su desarrollo cerebral y potenciará sus habilidades una vez nazca.
En torno a la semana 20 de gestación el número de células del cerebro del feto ya está determinado. Asimismo, ya puede ver y oír, por lo que es el momento perfecto para comenzar con la estimulación.
Algunos expertos consideran que con solo 30 minutos al día de diversos ejercicios se consigue que el bebé afronte mejor el momento del parto, así como la adaptación a la vida en el exterior. Optimiza el desarrollo de los sentidos del niño, lo que favorecerá su aprendizaje futuro. Potencia su memoria. Estimula su inteligencia y su socialización (se considera que los bebés estimulados desde el útero son más amigables y relajados).
La estimulación prenatal también es beneficiosa para la mamá: le ayuda a reforzar su vínculo con su hijo, a estar en contacto con él, a prepararse mejor para el nacimiento, a estar más tranquila y relajada, etc.
¿Qué hacer?
Existen diversos ejercicios que puedes llevar a cabo:
- Ponle música, de todos los estilos, pero no muy alta. La música clásica es muy buena, pero también es bueno que varíes y le pongas pop, música infantil, etc.
- También puedes grabar tu voz o la de su papá y ponerle la grabación en la tripita para que os escuche más de cerca. Graba frases repetitivas como “Bebé, bebé, soy mamá”, “Te quiero mucho”, “Papá y yo te estamos esperando”, etc.
- Aparte, es conveniente que le hables mucho. Cuéntale lo que estás haciendo, lo que vas a hacer al día siguiente… Incluso puedes leerle. Mejor poesía por la sonoridad y la rima.
- También tocando tu barriga puedes estimular al niño y transmitirle diferentes sensaciones. Puedes apretarte, suavemente, la tripa desde el ombligo hasta el pubis. Frotar el abdomen con la punta de los dedos o acariciarte la tripita. A la vez que lo haces, háblale.
Etapa vital
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