Durante la infancia es fundamental cuidar al máximo la alimentación ya que esta debe cubrir no solamente los nutrientes que se necesitan diariamente sino también los requeridos por el propio proceso de crecimiento y desarrollo. En algunos casos hay determinados nutrientes que están deficitarios no porque los niños coman poco sino más bien por problemas de malnutrición.
Estamos hablando de micronutrientes como el hierro y el yodo, dos minerales, la vitamina D o el DHA.
El DHA
El DHA es un ácido graso poliinsaturado de la serie omega-3 constituyente fundamental de las células del Sistema Nervioso Central, indispensable durante el desarrollo y el crecimiento.
El cerebro humano presenta un elevado contenido de ácidos grasos, de los cuales el DHA es el principal componente. Numerosos expertos en nutrición recomiendan el consumo de pescado como fuente de DHA de 1 a 3 veces a la semana desde su introducción en la dieta de los bebés evitando las especies de mayor tamaño.
Hierro
Es un elemento traza imprescindible para diversas funciones metabólicas, incluido el transporte del oxígeno que respiramos a todas las células de nuestro cuerpo. Un déficit de hierro mantenido en el tiempo o de cantidades importantes puede dar como resultado una anemia, perjudicar el desarrollo psicomotor y cognitivo del niño, e incluso debilitar las defensas naturales.
Para evitarlo hay que comer carne o pescado cada día, no está muy recomendada la ingesta de hígado, o también legumbres. En tal caso habrá que acompañarlas con alguna fruta rica en vitamina C para aprovechar mejor el hierro que contienen.
Yodo
El yodo es necesario para el funcionamiento normal de la glándula tiroides. Su déficit puede causar bocio y retraso en el desarrollo mental.
Este mineral se encuentra en alimentos de origen marino como el pescado, marisco y también las algas. Así que es bueno acostumbrar a los niños a comer pescado ya desde bien pequeños, primero introduciendo el pescado blanco y hacia el año y medio de edad empezando con el pescado azul. El consumo de sal de cocina enriquecida con yodo supone también una fuente importante de este mineral.
Vitamina D
Se puede aportar con la dieta y también se fabrica en nuestro cuerpo gracias a las radiaciones solares. Es muy importante para tener unos huesos y dientes fuertes, ya que favorece la absorción del calcio y la mineralización ósea. De manera que un déficit de vitamina D puede provocar raquitismo.
Se encuentra en el pescado azul, yema de huevo, mantequilla y lácteos enteros. En niños de corta edad es conveniente comer entre uno y dos huevos a la semana. En algunos casos, como la exposición al sol es muy reducida en niños pequeños, sobretodo en invierno que salimos todos a la calle muy tapados, algunos pediatras recomiendan la suplementación de vitamina D.
Para evitar el déficit de estos nutrientes y ayudar a equilibrar la alimentación de los más pequeños, algunas fórmulas de crecimiento contienen algunos de ellos en su composición, como es el caso de la gama Blemil plus 3.
Etapa vital
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