Los esguinces o torceduras son muy habituales en los niños ya que se pasan el día corriendo, saltando, jugando… con lo que es fácil que se hagan un esguince, especialmente en el tobillo o la muñeca. ¿Sabes qué debes hacer si le pasa a tu hijo?
Un esguince es el estiramiento o desgarro del ligamento que une los huesos de una articulación. Se suele producir a causa de un estiramiento excesivo, una distensión o una torsión del ligamento afectado. Son más frecuentes en personas muy deportistas o en niños pequeños, aunque se pueden dar tras cualquier caída.
Los síntomas de un esguince son:
- Dolor e inflamación de la zona afectada
- Parálisis temporal de la extremidad afectada
- Hematomas
Los más frecuentes son los de tobillo y muñeca, aunque se pueden dar en cualquier ligamento del cuerpo.
Los esguinces pueden ser de tres tipos según su gravedad:
- Grado 1: el más leve, es una distensión parcial del ligamento.
- Grado 2: rotura parcial o total de los ligamentos.
- Grado 3: rotura del ligamento con, además, arrancamiento óseo.
Según el grado será más o menos doloroso y su recuperación llevará más tiempo. También el tratamiento dependerá de la gravedad (en el grado 3, por ejemplo, es necesaria la cirugía).
Primeros auxilios ante un esguince
Si tu hijo se hace un esguince deberás llevarlo al pediatra para que lo evalúe y decida el mejor tratamiento según la gravedad del mismo.
No obstante, mientras vas se recomienda que sigas los siguientes pasos:
- Inmovilizar la zona.
- Aplicar hielo para reducir la inflamación y el dolor. Nunca lo pongas directamente sobre la piel.
- Intentar que el niño no mueva la zona en los siguientes días y que la tenga elevada.
Si no es muy grave, con unos días de reposo y siguiendo los consejos anteriores se curará sin problemas y sin dejar secuelas. Si fuera de grado 3 habría que pasar por quirófano para reconstruir el ligamento.
Etapa vital
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