El paso de los años trae consigo cambios en la piel, y en la cara se manifiesta con la flacidez facial. ¿Empiezas a notarla? A continuación, te contamos qué es exactamente, por qué sucede y cómo puedes prevenirla.
¿Qué es la flacidez facial?
Se trata de una alteración de la piel propia del envejecimiento del organismo y la influencia de factores externos como la radiación solar. La flacidez facial implica una pérdida de elasticidad, firmeza y tersura en el rostro que va llevando a una pérdida de definición en el óvalo y a la aparición de arrugas y pliegues.
Principales síntomas
La flacidez facial se manifiesta en todo el rostro, pero se hace más perceptible en los párpados, en los pómulos, a los lados del mentón, en el surco nasogeniano (a los lados de la boca), en la barbilla y en la piel del cuello.
¿Por qué se produce? ¿Cuándo?
La flacidez facial se produce por diversas alteraciones fisiológicas:
- Las fibras de colágeno disminuyen, tanto en cantidad como en calidad. Estas fibras forman una red en la dermis que se encarga de sostener la epidermis.
- Las fibras de elastina también disminuyen. Tienen un papel muy importante porque se unen a las de colágeno para dar más firmeza a esa red que mantiene la turgencia y la elasticidad de la epidermis.
- La cantidad de glicosaminoglicanos o mucopolisacáridos se reduce. Su función principal es la de hacer posible la unión entre la elastina y el colágeno para que formen ese tejido de sostén, que, a su vez, supone una especie de almacén de agua de la propia piel para mantenerse más hidratada.
La suma de estos tres cambios que trae consigo la edad, genera lo que se conoce como triple defecto dérmico y su resultado es el descolgamiento de la piel del rostro.
Aunque estas alteraciones comienzan a producirse a partir de los 30, es en la menopausia cuando las mujeres más notan la flacidez facial debido a la disminución de las secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas, lo que hace que la piel esté más seca.
¿Cómo podemos prevenir la flacidez facial?
La flacidez facial es algo inherente a la edad y es inevitable, pero es posible ralentizar sus efectos con buenos hábitos y cuidados como los que te detallamos a continuación:
- Llevar una dieta equilibrada con alimentos ricos en vitamina A, B2, B3 y B12 porque ayudan en el proceso de renovación de la piel, y en vitaminas C y E por su efecto antioxidante y su relación con la producción de colágeno.
- Hacer ejercicio para incrementar el flujo sanguíneo hacia la piel y que ésta pueda recibir y beneficiarse de los nutrientes que necesita para mantenerse en buen estado más tiempo.
- No fumar, pues el humo del tabaco produce deshidratación y vasoconstricción, es decir, cierre de los vasos sanguíneos, privando a la piel de los nutrientes que necesita y llenándola de sustancias tóxicas que la dañan.
- Mantener la piel limpia mediante una buena rutina diaria a base de limpiadores y exfoliantes que ayuden a eliminar la acumulación de pieles muertas y suciedad acumulada.
- Mantener la piel adecuadamente hidratada con productos que retengan el agua de la piel o generen el equilibrio hídrico que necesita.
- Usar protección solar todo el año para reducir los daños que la radiación solar ejerce sobre la piel.
¿Cómo combatirla?
Desde los primeros signos, es posible hacer frente a la flacidez facial utilizando soluciones dermocosméticas específicas con activos reafirmantes. Los principales son los siguientes:
- Ácido ursólico. utilizado para frenar la destrucción de elastina, reforzar la producción natural del colágeno y mejorar la conexión entre dermis y epidermis.
- Sepitonic. Complejo multimineral que estimula la producción de colágeno en la dermis.
- Dimethylaminoethanol (DMAE). Neurotransmisor que mejora la tonicidad de la piel.
- Vitamina C y ácido ascórbico. Contribuyen a la protección de las membranas celulares de la oxidación gracias a su acción antioxidante y favorecen la síntesis del colágeno.
- Vitamina E y derivados. También tienen acción antioxidante, además de proteger las fibras de colágeno.
- Alfahidroxiácidos (AHA). utilizados como reafirmantes y para estimular la síntesis de colágeno y glicosaminoglicanos.
- Retinol. la vitamina A contribuye al mantenimiento de la piel y las mucosas en condiciones normales.
- Colágeno. Aumenta la elasticidad e hidratación de la piel y la densidad del colágeno dérmico.
- Elastina. Su aplicación potencia la creación de nuevas fibras de elastina más jóvenes que, junto al colágeno, mantienen la elasticidad del rostro.
- Ácido hialurónico. Destaca por su capacidad para absorber agua y completar los espacios entre fibras y células.
- Silicio. Mejora la conexión entre las fibras de elastina y colágeno.
- Extracto de yedra. utilizado frecuentemente por su acción reafirmante
- Centella asiática. Ayuda en la formación de colágeno y tiene propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes.
- Ginkgo biloba. Contrarresta la acción de los radicales libres, activa el flujo sanguíneo y favorece la síntesis del colágeno.
Además de aplicar cremas y ampollas, es recomendable complementar el tratamiento para combatir la flacidez facial con ejercicios de gimnasia facial que ayuden a la musculatura de la cara a mantenerse fuerte y firme, para que no pierda volumen y sostenga mejor la piel.
¿Sientes que tu piel no luce igual? ¿Estás notando las primeras señales de la flacidez facial? Es imposible luchar contra el tiempo y el deterioro progresivo del cuerpo, pero llevando una vida sana y con los productos adecuados, puedes ralentizarlo.
Etapa vital
Referencias
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- Divins, Maria Josep. (2016). Faciales antiedad. Farmacia Profesional. Vol. 30. Núm. 5. Recuperado de https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-faciales-antiedad-X0213932416600794?referer=buscador
- Azcona, Leire. (2006). Reafirmantes faciales y corporales. Farmacia Profesional. Vol. 20. Núm. 1. Recuperado de https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-reafirmantes-faciales-corporales-13084105?referer=buscador
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