Los vómitos y náuseas excesivos durante el embarazo pueden ocurrir en muchas mujeres, y ocurren por lo general durante los primeros meses del embarazo, y suelen ir cesando a lo largo de los meses de gestación, en la mayoría de los casos alrededor de la semana 16 de embarazo.
Esta sintomatología de vómitos y náuseas puede presentarse en ciertos casos, incluso hasta el momento del parto, aunque son menos probables los casos en los que persisten estos síntomas pasados el primer trimestre.
En la mayoría de los casos, suelen haber 1-2 vómitos al día, sin repercutir en la tolerancia oral. Sin embargo, en algunos casos, cuando estos vómitos son intensos, repetidos y acompañados de intolerancia oral, hablamos de hiperémesis gravídica.
Hiperémesis gravídica
Se conoce hiperémesis gravídica como la condición extrema de vómitos y náuseas durante el embarazo, provocando pérdida de peso, cetosis y deshidratación en la mujer gestante.
La hiperémesis gravídica genera varios desequilibrios en el organismo de la madre tales como, déficit hidroelectrolítico, afecciones en la función renal, descontrola la absorción de nutrientes, deshidratación severa, cetosis, pérdida de peso y masa muscular.
Se desconoce la etiología de la hiperémesis gravídica, sin embargo, se presume que tiene estrecha relación con:
- Causas psicosomáticas.
- Niveles de beta hCG (hormona que se relaciona con el embarazo) elevados.
- Antecedentes personales o familiares de hiperémesis gravídica.
- Disfunción gastrointestinal.
- Alteraciones hormonales.
- Deficiencias nutricionales, etc.
En los casos en los que se sospecha y diagnostica la hiperémesis gravídica, es necesario llevar un seguimiento estrecho del embarazo, para poder aportar por otras vías a la embarazada los nutrientes o líquidos necesarios para poder llevar el embarazo normal sin que llegue a poner en riesgo el mismo.
¿Cómo se diagnostica la hiperémesis gravídica?
La sospecha de hiperémesis gravídica surge en función de la magnitud de la sintomatología, basándose principalmente en la cantidad de vómitos por día y si estos conservan o no relación con las comidas, también se evalúa si pueden estar asociados a alguna intolerancia a la ingesta.
Por tanto, el diagnóstico de la hiperémesis gravídica es netamente clínico, realizando una anamnesis (entrevista médica) correcta, analíticas y una exploración física apropiada se puede llegar al diagnóstico. Otras patologías deben ser excluidas, bien se produzcan por el mismo embarazo o sean patología aisladas a el mismo.
Tu médico podrá incluir con la exploración, la realización de analítica de orina para medir los niveles de cetonas, así como también analítica de sangre para poder valorar el grado de hidratación, la función de los riñones, etc.
Diagnostico diferencial
Para hacer un diagnóstico correcto de hiperémesis gravídica habrá que descartar otras dolencias que producen también vómitos; entre ellas se encuentran:
- Gastroenteritis.
- Úlcera péptica.
- Apendicitis.
- Colecistitis.
- Hepatitis
- Embarazo gemelar.
El diagnostico diferencial se consigue descartar con pruebas de laboratorio, pruebas de imagen como las ecografías y por medio de anamnesis.
¿Cuáles son los riesgos de padecer hiperémesis gravídica?
Afortunadamente, hoy en día, la mayoría de los embarazos tienen un control obstétrico adecuado y estrecho, que permite evitar las posibles complicaciones que se puedan tener en caso de padecer hiperémesis gravídica.
En el caso de la mujer embarazada, los principales riesgos son úlceras estomacales, pérdida de peso, depresión, trastornos hepáticos y de la vesícula.
Para el bebé los riesgos generales en la salud son casi nulos, sin embargo, cabe la posibilidad de nacer con bajo peso al igual que incrementa la posibilidad de un parto prematuro.
Tratamiento de la hiperémesis gravídica
Tras el diagnóstico, tu médico podrá decidir iniciar tratamiento de acuerdo con la magnitud de la patología con un tratamiento progresivo.
Comenzando por reposo, cuidados de dieta rica en hidratos de carbono y baja en grasas, alimentos paliativos como el jengibre, hacer comidas de raciones pequeñas pero frecuentes, suspensión si lo hubiere de consumo de alcoholes, tabaco, gaseosas, etc.
Si tras todas estas medidas, la hiperémesis gravídica continua, se considera el uso de fármacos para evitar la progresión, el médico prescribirá comenzando por medicamentos leves y de ser necesario hará una variación paulatina a medicamentos más fuertes.
En casos severos de hiperémesis gravídica, deberá realizarse el ingreso hospitalario, en el cual se deben realizar controles constantes de peso, hemogramas, valoración del estado nutricional, revisión de las funciones pancreáticas y hepáticas, diuresis y demás pruebas que se consideren necesarias.
El alta hospitalaria se valorará si se consigue buen control de los síntomas con medicación oral durante al menos 48 horas, y no debe ser tomada a la ligera, la mujer embarazada deberá seguir indicaciones médicas y acudir revisiones periódicas para evitar una nueva descompensación.
Seguramente también se le indique la administración de complementos nutricionales con el objetivo de cubrir de forma segura los requerimientos nutricionales del embarazo.
Etapa vital
Referencias
- Emesis e hiperemesis gravídica (elsevier.es). Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-pdf-S1138359303742208
- Revista Oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Encefalopatía de Wernicke como complicación de hiperémesis gravídica. Recuperado de: https://sego.es/documentos/progresos/v59-2016/n4/004_PROG16_06.pdf
- Manual MSD: Hiperemesis gravídica. Recuperado de: https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/ginecolog%C3%ADa-y-obstetricia/anomal%C3%ADas-del-embarazo/hiperemesis-grav%C3%ADdica
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