Mamitis: causas y consejos para superarla

  • 2 de Mayo del 2023
  • 5 min de lectura

Si a partir de los nueve meses tu bebé monta un drama cada vez que te alejas de él, te va siguiendo por todas partes, o se siente incapaz de alejarse de la figura que le ha estado cuidando durante los últimos meses, efectivamente, tiene “mamitis”.

La “mamitis”, como se conoce de manera coloquial, es una dependencia del niño hacia su madre que suele aparecer alrededor de los diez meses y que irá desapareciendo conforme vaya pasando el tiempo. En ocasiones también se puede dar “papitis”. Es, en general, la ansiedad del niño cuando tiene que separarse de la persona que tiene como un referente de seguridad.

 

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¿Por qué se da la mamitis?

Desde su nacimiento, el bebé establece un vínculo de apego con la persona que lo cuida. A lo largo de los primeros doce meses, irá conociendo y construyendo otras relaciones de apego con las personas más próximas, como los abuelos o los hermanos.

Los vínculos de apego sirven al niño para atreverse a explorar su entorno desde la seguridad de sentirse seguro y protegido por las personas que lo cuidan, sobre todo, por la figura que más le acompaña y está con él.

En ocasiones, se produce un apego excesivo, en el que el niño no quiere separarse ni un momento de su figura de apego. Hablamos entonces de “mamitis” por qué la madre es la persona que suele pasar más tiempo con el niño. En los casos en que el principal cuidador sea el padre o, por ejemplo, un abuelo podríamos denominarlo “papitis” o “abuelitis”. 

Podemos decir de la mamitis que es la forma en que el niño expresa su inseguridad ante la separación, por corta que sea, de su madre.

La causas de esta falta de seguridad pueden ser varias:

  • La ansiedad por la separación. Entre los 4 y los 8 meses, los bebés desarrollan la llamada “permanencia del objeto”, una teoría estudiada por el psicólogo Jean Piaget, que comienza en el momento en que el bebé es capaz de entender que los objetos y las personas existen aunque en ese momento no las pueda ver. Esta teoría enlaza con la ansiedad por la separación que surge en torno a los 8 meses, cuando el bebé es capaz de entender que su madre no ha desaparecido, pero siente la angustia por cuando volverá a verla, ya que aún no entiende el concepto de tiempo. En esta edad, la mantita de apego puede ayudar a aliviar la ansiedad.
  • Un exceso de sobreprotección por parte de los padres. En ocasiones, un círculo familiar demasiado cerrado evita el correcto desarrollo de la progresiva autonomía e independencia del niño, volviéndolo inseguro y temeroso.
  • El miedo del niño a que su madre no vaya a estar cuando necesite sentirse seguro y protegido. Este hecho sucede cuando el niño desarrolla un tipo de apego inseguro con sus cuidadores.

A partir de los nueve o diez meses los pequeños ya pueden gatear, agarrar sus juguetes e incluso empezar a dar sus primeros pasos, pero a pesar de sentirse más libres para poder moverse “a sus anchas” siguen necesitando la presencia segura de su mamá igual que cuando eran recién nacidos. Esta nueva habilidad que les permite valerse más por sí mismos, a la vez les puede ocasionar una especie de “vértigo” o ansiedad por el miedo a enfrentarse al mundo ellos solitos si no cuentan con la seguridad que necesitan para afrontar con confianza los futuros aprendizajes.

¿Cuánto tiempo dura la mamitis?

Cuando dejarle con los abuelos, recibir invitados, llevarle a la guardería o incluso dejarlo solo en el comedor mientras hay que hacer la comida se convierte en un auténtico drama para el pequeño, la dependencia llega a ser agotadora para los padres.

No obstante, la mamitis no dura para siempre. Entre los 14 y los 18 meses de edad, los niños comienzan a comprender que los padres volverán si se ausentan. Si se ha desarrollado un apego seguro, serán capaces de estar unas horas separados y al cuidado de otras personas de confianza. A partir de esta edad irán tolerando cada vez mejor las separaciones y sobre todo cuando empieza a ir a la guardería y se relaciona con más personas, la mamitis tiende a desaparecer. 

En ocasiones, según el carácter y la personalidad de cada niño y la respuesta de los padres ante la situación, la mamitis puede prolongarse durante la primera infancia.

Cuando el apego infantil es desproporcionado, se alarga demasiado en el tiempo e interfiere en las actividades cotidianas del niño, es conveniente solicitar consejo profesional.

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¿Cómo quitar el apego a mamá?

Tener mamitis es una etapa muy normal en los niños que podemos ayudar a superar con algunos trucos para atenuar la angustia que les produce cada separación:

  • Fomentar su autoestima dándole pequeñas responsabilidades acordes a su edad.
  • Mostrarle un apoyo constante y seguro para que desarrolle su autonomía con la seguridad de contar con nosotros en todo momento.
  • Habituarle a estar en contacto con abuelos, hermanos o primos. En el caso de mamitis, es conveniente que se acostumbre a realizar actividades con papá y que sea él quien le bañe, le lea un cuento o le ayude a dormirse. 
  • Explicarle siempre que tenemos que ausentarnos pero que volveremos en poco tiempo. Despedirse del niño y saludarle de forma alegre al volver irá creando una rutina a la que se irá acostumbrando.
  • No desaparecer sin decírselo ni engañarle con una mentira. Solo lograríamos incrementar su inseguridad.

La “mamitis” es algo absolutamente normal que pasan muchos niños hasta que entienden que su mamá va a volver. La construcción de un vínculo sólido, que le haga sentirse seguro y protegido a la vez que fomenta su autonomía, y una buena dosis de comprensión y paciencia hará más llevadero este periodo.

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