Aunque la leche ha de ser un alimento primordial en la dieta de los niños, los yogures, quesos y demás derivados lácteos representan una buena alternativa a la hora de ofrecerles el aporte de calcio que necesitan a diario. Además, este tipo de alimentos permiten que experimenten con nuevos sabores y texturas en un momento de su crecimiento donde es clave aprender a diversificar su menú.
Por su alto contenido en calcio, la leche acompaña a los niños desde el día de su nacimiento. Aunque en el segundo semestre de vida sus necesidades de este nutriente siguen cubiertas con la leche que toma (materna o de continuación), al diversificar su dieta comenzará a recibirlo a través de otros alimentos: algunas frutas y verduras, huevos, pescados, legumbres y, sobre todo, derivados lácteos.
Es importante que se acostumbre a ellos, ya que a partir del año necesitará de 500 a 800 mg de calcio al día, y teniendo en cuenta que un vaso de leche entera aporta de 250 a 300 mg, su papel será más que necesario:
- Yogures. Puede tomarlos a partir de los 9 meses, comenzando por los naturales sin azúcar (los elaborados con leche de continuación son aptos desde los 6 meses). Son los mejores sustitutos de la leche: dos yogures equivalen a un vaso de leche, y resulta un alimento muy sano, ya que mejoran la digestión y refuerzan las defensas.
- Postres lácteos. Otra forma muy agradable de tomar calcio son los batidos, las natillas, los postres lácteos, la cuajada, el arroz con leche y los helados.
- Quesos y derivados. Hacia el año puede probar quesos poco fermentados, de sabor más suave y más digestivos: requesón, queso de Burgos, de Villalón, de untar, tipo petit suisse y quesitos. También resulta muy aconsejable la cuajada por su alto valor nutritivo. Los quesos muy curados o de olor intenso, mejor a partir de los 3 años, aunque puedes utilizarlos antes para cocinar.
Si los lácteos le disgustan, siempre puedes probar a camuflaros en los platos que prepares: por ejemplo, añadiendo un quesito a sus purés, elaborando salsas con yogur o espolvoreando con queso rallado las quiches, pizzas y pasta.
Y para que empiece a tener relación con el sabor y aroma de este grupo de alimentos, puedes utilizar las diferentes variedades de nuestras papillas Blevit plus Duplo con yogur, queso fresco o natillas.
¿Cuál es la importancia de los lácteos en la infancia?
Hasta aproximadamente los 6 meses de edad, la leche (materna o de fórmula) es nuestro único alimento. Solo con eso, queda claro que la leche es un alimento importante para nuestro organismo, ya que es capaz de cubrir todas nuestras necesidades en los primeros meses de vida. Y más tarde, cuando se introduce la alimentación complementaria, la leche continúa siendo un pilar fundamental en la dieta de cualquier niño hasta pasada la adolescencia.
Los alimentos lácteos (leche y derivados), poseen unas características nutricionales diferenciales respecto a otros grupos de alimentos, las cuales te destacamos a continuación:
- Contienen gran variedad de nutrientes en su composición. Carbohidratos, proteínas, grasas saturadas, vitaminas (A, B1, B2, C, D y E) y minerales (calcio, potasio, fósforo, sodio, magnesio y zinc).
- La densidad de nutrientes es muy elevada, lo que resulta muy adecuado para los niños de corta edad, cuyo sistema digestivo no es capaz todavía de diferir grandes cantidades de comida.
Diferentes estudios han demostrado que el desarrollo de osteoporosis en la edad adulta puede verse condicionado no sólo por factores genéticos, sino también por otros modificables como la actividad física, la exposición solar o el estado nutricional durante la infancia, especialmente en lo relativo a los aportes de calcio y vitamina D, y que puede prevenirse si se consigue una buena mineralización en las primeras etapas de la vida. Por ello, las recomendaciones de alimentos lácteos en la infancia están basadas en la cantidad de calcio necesario durante esta etapa, puesto que son los más ricos en este compuesto.
¿Qué cantidad de leche deben consumir los/as niños/as?
Expertos en nutrición pediátrica estiman que en la edad infantil se debe consumir entre 500 y 1000 ml diarios de leche, es decir, entre 2 y 4 raciones de lácteos en función de la edad:
- En niños entre 1 y 3 años será suficiente el aporte de un vaso o biberón de leche por la mañana y un yogur o trozo de queso no graso como postre o merienda. Se recomienda que la leche sea del tipo 3, crecimiento o junior como es el caso de la gama de fórmulas Blemil plus 3 crecimiento.
- Entre los 4 y los 8 años se debe aumentar una ración más, por ejemplo ofreciendo una taza de leche antes de acostarse.
- De los 9 a los 18 años, los requerimientos de calcio aumentan considerablemente (1300 mg/día) por lo que debemos asegurar el aporte de 4 raciones diarias de lácteos. Entendemos una ración a esta edad como una taza de leche o batido natural, 2 yogures o cuajadas, o 60 gr. de queso no graso. De vez en cuando también podemos incluir otros postres lácteos como natillas, arroz con leche, helados caseros, etc.
Otros alimentos con elevado contenido en calcio que nos ayudarán a completar las elevadas necesidades de este mineral en esta etapa son frutos secos como las almendras, el sésamo, las legumbres, pescados pequeños enlatados que se consumen con las espinas como sardinas, boquerones, etc. o verduras como el brócoli o los berros.
¿Leche entera o desnatada?
En función de su contenido en grasa, la leche se clasifica en tres categorías: leche entera, con un contenido graso que varía del 3.5 al 4%, semidesnatada entre el 1.5 y el 1.8% y desnatada, con un aporte de grasa menor al 0.3%. A nivel práctico, se puede decir que un vaso de leche entera (200-250 ml) aporta entre 130 y 160 kcal mientras que uno de leche desnatada aporta entre 70 y 88 kcal.
El tipo de leche más recomendable en la edad infantil es la leche entera, en la que no se ha modificado el contenido graso, ya que los lípidos son nutrientes necesarios y más aún durante el crecimiento ya que además de ser una fuente de energía, también tienen otras funciones como la de formar parte de la estructura corporal. Únicamente, en los niños en los que se necesite limitar el aporte de grasas, una vez introducida le leche de vaca y como mínimo a partir de los 2 años, se aconseja administrar lácteos desnatados o semidesnatados.
A partir de la adolescencia, se tiende a recomendar lácteos desnatados o semidesnatados para evitar el exceso de grasas en la dieta y prevenir la aparición de enfermedades relacionadas con el mismo en la edad adulta como obesidad, diabetes, colesterol elevado, etc.
Etapa vital
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Comentarios
Me encanta los consejos y ideas del articulo. Muy interesante, util y practico. A por salud y beniestar para los bebés. Mi marca de confianza Blemil, espero que continuación va a ser mejor.