Los niños son caprichosos por naturaleza y quieren satisfacer sus deseos al momento. Sin embargo, no es bueno consentirles en exceso ni aceptar todos sus caprichos ya que así los convertimos en seres demandantes a los que será imposible tener contentos ya que siempre querrán más y más…
¿Son todos caprichosos?
Los niños son demandantes desde que nacen. Se acostumbran a pedir ya que cuando son pequeños necesitan que todo se lo demos hecho. Y al igual que piden cosas que necesitan, enseguida aprenden a solicitar productos innecesarios pero que desean tener, como juguetes, golosinas, etc.
Esta conducta se vuelve más obsesiva en torno a los 2 años a consecuencia de su desarrollo. Su imaginación crece y empiezan a verse influidos por los anuncios, los juguetes de sus amigos, los escaparates… Todo aquello que ven les parece increíblemente divertido y quieren tenerlo a toda costa, para lo cual no dudarán en insistir, suplicar, enfadarse, tirarse al suelo y patalear… Lo que sea con tal de que cedas a su capricho.
Y, aunque es un comportamiento habitual en niños pequeños, es importante cortarlo cuanto antes para que no se convierta en habitual. Asimismo, los niños caprichosos que consiguen siempre lo que piden no desarrollan tolerancia a la frustración, lo que redundará en su desarrollo y su capacidad para aceptar los fracasos.
¿Cómo actuar?
- Es importante saber decir que “no” y no ceder, por muy cansado que estés y muy tentado que te sientas de ceder para conseguir que se calle. Piensa que, si cedes una vez, a la siguiente será peor y más difícil que acepte un “no”.
- Cuanto más tonto se ponga (lloros, rabietas, pataletas…), menos debes ceder.
- Lo mejor cuando empiece una rabieta para lograr algo es ignorarle. Si no le haces caso, parará al ver que no obtiene lo que desea de esa forma.
- Establece límites claros y normas ante las que nunca se debe ceder.
- Los padres debéis estar unidos en este punto. Si uno de los dos cede, habréis perdido todo lo ganado.
- Cuando se porte bien y acepte tu negativa, reconóceselo con elogios y cariños.
- Nunca le sobornes para que se porte bien. Así, solo conseguirás que se vuelva insensible a los premios y que no signifiquen nada para él.
Etapa vital
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