El que será su principal órgano del sistema circulatorio empieza a formarse en la quinta semana de gestación, siendo el primer órgano en constituirse. No obstante, su aspecto y función es muy distinta a la que será a partir del nacimiento.
El corazón fetal es el primer órgano en formarse. Inicia su desarrollo en la quinta semana de embarazo, para la sexta ya es perceptible en la ecografía y entre la octava y décima puede ser oído con un doppler (un tipo de ecografía basada en el ultrasonido).
Es decir, cuando se cumple el segundo mes de embarazo el bebé ya cuenta con un primitivo corazón que se encarga de la circulación por su cuerpo de apenas un gramo de peso. Para el cuarto mes de gestación, los fuertes latidos del corazón del feto ya se pueden percibir a través de un estetoscopio en el vientre. Y en el octavo mes -entre las semanas 35 y 37- el corazón del bebé ya está completo.
En su estado primitivo, su corazón se inicia con, básicamente, dos tubos que se empiezan a unir y enrollar en el primer mes de gestación para dar la conocida forma del corazón. No obstante, aunque su aspecto ya sea similar al de un corazón normal, no cumple las mismas funciones que tendrá a partir del nacimiento. Esto se debe a que los pulmones del feto no ejercen la función de respiración; el oxígeno que recibe procede de la madre a través de la placenta.
Por tanto, el corazón no necesita la misma cantidad de sangre hacia los pulmones; en su lugar, cuenta con dos conexiones que envían una pequeña cantidad de sangre: el agujero oval y el conducto arterioso. Ambos conductos dejan de funcionar a partir del nacimiento. Con las primeras respiraciones del bebé tras el nacimiento, el conducto arterioso se cierra y el agujero oval se convierte en una válvula.
Etapa vital
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