Los frutos secos son alimentos muy completos desde un punto de vista nutricional. Por este motivo, forman parte de la pirámide nutricional de la Dieta Mediterránea, con una recomendación por parte de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria de 3-7 raciones/semana para los adultos sin sobrepeso y obesidad, de 20-30g de frutos secos (peso neto, sin cáscara)**.
¿Qué componentes nutricionales contienen los frutos secos?
Los frutos secos resultan una interesante fuente alimentaria de grasas, proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Constituyen un excelente complemento energético, pues aunque aportan grasas, se trata de un tipo de grasas beneficiosas para nuestro organismo. Son muy adecuados en épocas de crecimiento y para combatir el frío de invierno.
- Grasa: contienen aproximadamente un 50%, pero se trata de una grasa saludable con ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. Especialmente las nueces protegen el sistema cardiovascular y el cerebro por su alto contenido en omega-3.
- Proteínas: una excelente fuente de proteína de origen vegetal ideal para el crecimiento de nuestros hijos.
- Fibra: favorece el tránsito intestinal y proporciona sensación de saciedad.
- Vitaminas: ácido fólico, vitamina E y vitaminas del grupo B.
- Minerales: en general contienen fósforo, potasio, magnesio y manganeso, pero las almendras y el sésamo son muy ricas en calcio y los piñones en fósforo, calcio y potasio.
Los frutos secos y las alergias
Pero en el caso de los niños, los frutos secos enteros no se deben ofrecer antes de los 3 años, tal y como recomienda la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y a la hora de introducirlos, debemos hacerlo progresivamente y en poca cantidad, para observar la tolerancia al mismo ya que son uno de los alimentos junto con la leche, huevo y pescado, uno de los alimentos con mayor riesgo de causar alergia.
Tal y como remarca la Sociedad Española de Inmunología clínica, Alergia y Asma Pediátrica (SEICAP) y la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y al Látex (AEPNAA), la prevalencia de alergia a los frutos secos varía en función de la edad, de las costumbres de cada país y de cada familia así como también influyen factores genéticos y factores ambientales (exposición al alimento). Además, según los expertos suele ser frecuente tener alergia a un solo fruto seco que a varios a la vez.
Así por ejemplo, en Europa la avellana es el fruto seco que más problemas alérgicos ocasionan y en España, hay estudios que señalan la almendra y la nuez como los más frecuentes y que son de los que más se consumen, a diferencia de Francia o EEUU, donde el cacahuete es el rey.
Como curiosidad, cabe destacar que el cacahuete no es realmente un fruto seco sino una leguminosa como los guisantes, pero debido a que la reacción alérgica es muy similar a la de los frutos secos, se ha decidido englobarlos dentro del mismo grupo. Otros alimentos que no tampoco son frutos secos y que los tratamos como tal son las castañas y los altramuces.
De manera general, tampoco se deberían dar los frutos secos tal cual antes de los 6-7 años por su riesgo de atragantamiento, como deja muy claro la Asociación Española de Pediatría.
Por lo tanto, los frutos secos se pueden dar a partir de los 3 años, pero nunca enteros, sino bien triturados y en cantidades reducidas.
El tema del atragantamiento es porque los niños pequeños no poseen todavía la capacidad de masticar de manera coordinada y sus muelas no trituran completamente los alimentos por lo que puede tragarse pequeños trocitos que en lugar de ir al estómago pueden pasar a vías respiratorias por aspiración del pulmón, produciendo obstrucción de las vías y asfixia.
Así que, para evitarnos sustos es importante que enseñemos a nuestros hijos a masticar bien los alimentos en general y los frutos secos en particular e inicialmente se los demos triturados, en cremas o formando parte de la composición de otros alimentos como por ejemplo las papillas de cereales, que les proporciona un agradable aroma y sabor por lo que son una sana opción para que los más pequeños se acostumbren a su sabor.
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Etapa vital
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