¿Qué es la disciplina positiva?

¡No toques! ¡No grites! ¡No subas! ¡No …! ¿Cuántas veces le dices que no a tu hijo?¿Cuántos “noes” escucha cada día? Educar en positivo consiste en cambiar el no por explicaciones, tanto de cómo hacer las cosas cómo de sus consecuencias, enseñando al niño a entender las alternativas y los límites, siempre desde el respeto y la comunicación asertiva.

Educar en positivo no es un concepto nuevo, sino que está basado en las teorías de los psiquiatras Alfred Adler y su discípulo Rudolf Dreikurs, quienes a partir de 1920 ya abogaban por una concepción holística e integradora del ser humano, entendiendo su conducta desde su relación con el entorno, en lo que Adler denomina Sentido de Comunidad. A su vez, Dreikurs acuñó el término educación democrática, basado en la prevención y la motivación desde una convivencia armónica y empática.

¿Qué es educar en positivo?

A partir de las teorías de Adler y Dreikurs, la psicóloga y educadora Jane Nelsen creó, junto a Lynn Lott, el programa de disciplina positiva, una metodología educativa basada en el respeto, la empatía y la relación horizontal con los niños.

La palabra disciplina deriva del latín /discipulus/ y significa enseñanza, educación. La definición de la RAE es “Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.”

A menudo es entendida como algo negativo o propio de personas estrictas, asociando la disciplina con las normas sin razonamiento y restrictivas, basadas en la jerarquía y sin tener en consideración a la persona que las recibe.

La disciplina positiva contrasta con la disciplina punitiva basada en la corrección a través del castigo. Es un estilo de crianza que busca el resultado inmediato, solucionando el conflicto a través del miedo y la obediencia impuesta, sin tener en cuenta los sentimientos del niño ni pararse a pensar en las posibles razones de su comportamiento. 

Al educar en positivo apostamos por la conexión y el diálogo, creando vínculos integradores que incentivan la conducta correcta y el reconocimiento de los logros con motivaciones que no son la culpa, el castigo o la vergüenza.

Claves para educar en positivo

La finalidad de educar en positivo es crear una relación de respeto, confianza y bienestar entre padres e hijos, en el que el buen comportamiento de los niños sea algo natural en ellos, sin que sientan la necesidad de alterar su conducta para llamar la atención.

Se trata de una labor más esforzada y cuyos resultados se ven a más largo plazo, aunque vale la pena pues lograremos asentar los valores de la buena educación para toda la vida, a la vez que reforzamos el vínculo con nuestros hijos y creamos en casa un ambiente agradable y rico en estímulos. 

Estas son las claves para lograr educar a los niños desde la disciplina positiva:

• Paciencia y flexibilidad. Al igual que el movimiento se demuestra andando, la educación se demuestra siendo educado y para ello es fundamental ser pacientes y tener mano izquierda para evitar gritos y reacciones bruscas ante algunas situaciones. 
• Utilizar refuerzos positivos. Alentar el esfuerzo y la buena conducta en lugar de destacar las cosas que hacen mal. En una disciplina sancionadora nos fijamos en lo que han hecho mal para castigarlo, en cambio, en la disciplina positiva buscamos ensalzar todo lo bueno sin por ello dejar de corregir las cosas que hacen mal, aunque no desde el castigo sino desde la explicación.
• Darles las herramientas necesarias. Al corregirles su comportamiento, sin gritar ni castigarles, debemos explicarles porque está mal lo que han dicho o hecho y darles opciones para solucionarlo. De este modo, les hacemos partícipes de la decisión correcta, contribuyendo a cimentar su identidad en valores positivos y a incrementar su autoestima, al aprender que hacer las cosas bien les genera bienestar.
• Practicar la crianza consciente. Educar en positivo requiere estar ahí y escuchar de manera activa para conectar con nuestros hijos en profundidad y conocer sus gustos, inquietudes, deseos o miedos.

Para desarrollar una disciplina positiva son básicas la comunicación abierta, el respeto mutuo y la empatía entre todos los miembros de la familia, expresando los sentimientos y las emociones con la libertad y la confianza que otorga la asertividad y el respeto por los demás.

Desde esta base, se establecen normas firmes y motivadoras con límites claros y comprendidos, que ayudan a tu hijo y le enseñan competencias y habilidades útiles para su desarrollo y futuro.

Beneficios de educar en positivo

Es cierto que la disciplina positiva resulta un proceso más lento y requiere más paciencia que la crianza basada en el castigo. Aunque también lo es que sus beneficios merecen el esfuerzo y son para toda la vida:

• Crea vínculos afectivos fuertes y sanos.
• Promueve una convivencia diaria grata y respetuosa.
• Fomenta el sentimiento de pertenencia y colaboración.
• Otorga valor al esfuerzo de los logros y favorece la autoestima y la autonomía del niño.
• Favorece la gestión de los sentimientos y aporta estabilidad emocional.
• Perdura en el tiempo, integrando los valores en su forma de ser y relacionarse consigo mismo y con el mundo.

Cómo poner límites al educar en positivo

Educar en positivo no significa ser permisivo y no poner límites, sino hacerlo como parte de una metodología educativa en la que enseñamos al niño qué debe o no debe hacer para no poner en riesgo su vida y también para aprender a relacionarse en familia y en sociedad de forma sana y satisfactoria.

Los límites consiguen que los niños se sientan seguros, protegidos y guiados en su aprendizaje y los padres hemos de aprender a poner límites que sean claros, realistas y coherentes con la edad y la madurez del niño, explicándoles de forma positiva que esperamos de ellos. 

Educar en positivo es el mejor regalo que podemos darle a nuestros hijos, al hacer de ellos adultos preparados para la vida.