Dentro del útero el feto está siempre a la misma temperatura, con lo que no necesita regular su temperatura corporal. Pero una vez que nace, tiene que empezar a regular su calor corporal para no sufrir una hipotermia. Para ayudarle en este proceso cuenta con la grasa parda.
La piel de los recién nacidos es muy fina y cuenta con poca grasa subcutánea. Además, los vasos sanguíneos están muy cerca de la piel, lo que favorece que pierda calor. Por otra parte, es un cambio muy brusco para ellos pasar del interior de su mamá, donde están tan a gusto y calentitos, a la fría sala de partos.
Por eso hoy en día se coloca al bebé desde el primer momento posible en el pecho de su mamá o papá, para que le dé calor y el ayude a acostumbrarse a este nuevo mundo. También es este el motivo de que se recomiende durante los primeros días poner al pequeño unas manoplas y un gorrito, ya que por la cabeza y las manos se pierde mucho calor.
Asimismo, el organismo cuenta con la grasa parda para ayudar al bebé a regular su temperatura corporal y evitar cambios bruscos o una bajada repentina de la misma.
La grasa parda es un tejido especial graso que produce una gran cantidad de calor a través de diferentes reacciones químicas. Se encuentra en diversas partes del cuerpo del bebé y, al metabolizarse, pasa a los vasos sanguíneos calentando todo el organismo.
Supone un 5% de la masa corporal del recién nacido y desaparece hacia el tercer mes de vida, cuando ya no es necesaria.
Etapa vital
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