Los niños suelen aprender a nadar solos a partir de los 4 años. No obstante, antes de esa edad podemos usar la piscina para desarrollar su psicomotricidad en el entorno de gravedad cero que aporta el agua.
Hasta los 3-4 años, no se suele recomendar que los niños empiecen a nadar solos. No obstante, esto no quiere decir que el agua para ellos antes de esto esté restringida a la hora del baño. A partir de los 6 meses -o incluso menos, pero no antes de los 3- puedes utilizar el agua, ya sea en la bañera o en la piscina, para trabajar en cómo se adapta y relaciona tu bebé a su entorno. Es decir, en trabajar su desarrollo y habilidades psicomotoras mientras se familiariza con el agua.
Al tratarse aún de niños pequeños, puedes trabajar desde casa, en la bañera, de manera más cómoda y práctica. Si prefieres desplazarte a la piscina, puedes hacerlo con cursos con monitores en matronatación y en recintos adecuados que sean cubiertos.
En sesiones de alrededor de media hora, para no cansarle demasiado, puedes realizar ejercicios con tu bebé como sostenerle boca arriba en el agua sin llegar a sumergir sus orejas, para dejar que sienta el agua y chapotee con las piernas y brazos. Puedes llevarle por el agua como si nadara o dejarle jugar con algún juguete para que vea cómo flota, salpica o se hunde. En la bañera o piscinas de poca profundidad también puedes dejar algún juguete en el fondo para que lo coja, así estimularás su percepción visual y táctil.
También puedes hacer inmersiones controladas, ya que desde los 6 a los 9 meses los bebés cuentan con el reflejo glótico, que impide la entrada de agua en las vías respiratorias. Otra opción es dejarle flotar boca arriba con un objeto bajo la nuca. Todo esto ayudará en el desarrollo de su musculatura y le irá preparando para cuando en un futuro empiece sus clases de natación.
Etapa vital
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