La hipermetropía en niños menores de 7 años es unos de los problemas de visión más comunes, junto a la miopía (que impide ver bien de lejos), el astigmatismo (donde la imagen se ve distorsionada) y la ambliopía u ojo vago (que provoca la pérdida de visión en uno o los dos ojos).
La vista es, entre los cinco sentidos del cuerpo humano, quizá el más importante en los primeros años de vida y durante todo el período infantil. El aprendizaje se vincula directamente con la visión, pues los niños aprenden más de experiencias donde se estimula el tacto y la vista. Cuando ésta falla concurren diversas dificultades de concentración y aprendizaje. Según diversos estudios, un 20% de niños en edad escolar tiene algún fallo en la visión.
¿Qué es la hipermetropía?
La hipermetropía es un error de refracción que hace que los objetos que tenemos cerca los veamos de forma desenfocada o borrosa. Ocurre cuando la luz se enfoca por detrás de la retina y no directamente en ella.
La causa más común de este error de refracción se debe a la menor longitud axial del globo ocular, es decir, la distancia que existe entre la parte posterior y la parte delantera del ojo que es más corta de lo normal. Otras causas menos frecuentes son la menor curvatura de la córnea o el cristalino.
¿Cuál es la causa de la hipermetropía en niños?
En el caso de la hipermetropía en niños, se presenta en un 70-80% de los recién nacidos. Es lo que se conoce como hipermetropía fisiológica y es debido a que todas las unidades que conforman el ojo aún no se han desarrollado completamente.
Por tanto, un cierto grado de hipermetropía puede considerarse normal y se va compensando de manera natural a través de la acomodación del enfoque del ojo a lo largo de su crecimiento y desarrollo, con lo que la hipermetropía desaparece de manera progresiva.
A los cinco años se produce el proceso de emetropización o vista proporcionada. A lo largo de este proceso se producen las necesarias modificaciones en la refracción del ojo para lograr converger el haz de luz justo sobre la retina. El ojo emétrope tiene 0 dioptrías, mientras que los niños hipermétropes de 3 a 5 años suelen tener de 1,5 a 3 dioptrías y es hasta los 10 años que pueden hacerse emétropes.
¿Cómo afecta la hipermetropía a los niños?
En ocasiones el grado de hipermetropía es mayor y, por tanto, aumenta el esfuerzo de acomodación para poder ver de cerca dando lugar a síntomas como dolor de cabeza y cansancio ocular.
Es importante que tanto padres como profesores estén atentos a las señales que indiquen que el niño no ve bien:
- Cansancio visual
- Acerca mucho la cara para leer o escribir (a menos de 25 cm).
- Retraso en el aprendizaje y dificultad de concentración
- Los ojos se le enrojecen con frecuencia o le lloran
- Cruza o entrecierra los ojos a menudo y parpadea frecuentemente.
- Le duele la cabeza a menudo
- Presenta dolor o lagrimeo y se frota muchos los ojos
¿Qué pasa si no se trata la hipermetropía?
La hipermetropía en niños no es fácil de detectar. Los niños pequeños no suelen comentar que no ven bien porque han visto así desde su nacimiento y no saben que es ver bien. Por ello se recomienda prestar atención a la sintomatología característica y evitar que se convierta en un defecto visual crónico con consecuencias como un rendimiento escolar bajo y problemas de aprendizaje.
Cuando el rango de hipermetropía es alto en ambos ojos, el niño muestra falta de interés en las actividades que supongan ver de cerca (leer, pintar, …) pues el esfuerzo de acomodación para la visión próxima le produce dolor de cabeza y cansancio ocular.
Cuando el niño presenta distinta graduación en cada uno de los ojos puede producirse estrabismo o ambliopía (ojo vago) y dar lugar a un pérdida de agudeza visual que puede ser irreversible.
¿Cómo se soluciona la hipermetropía?
La hipermetropía se corrige con el uso de gafas graduadas o lentes de contacto que permiten al ojo enfocar en distancias cortas sin tener que realizar un esfuerzo extra de acomodación.
Las lentes para tratar la hipermetropía son convexas, es decir, más gruesas en el centro, y crean un efecto convergente concentrando todos los rayos de luz que las atraviesan en un punto (foco) sobre la retina.
El uso de lentillas no se recomienda antes de los 6 años. Puede iniciarse entre los 6 y 8 años, dependiendo de la autonomía del niño para su correcto uso y cuidado. Normalmente a un niño pequeño le vienen mejor las gafas de materiales livianos y resistentes como son las gafas con monturas de pasta o silicona.
Es importante que en cada visita al pediatra se revise y valore la vista. A partir de los 3 años, ante la sospecha de algún defecto visual o bien por la existencia de la sintomatología antes expuesta, nos derivarán a la consulta de un oftalmólogo infantil. Probablemente en caso de presentar alguna refracción irregular, habrá que realizar chequeos en períodos de 6 meses y seguir las indicaciones del médico especialista.
Etapa vital
Referencias
- Dialnet. Corrección de la hipermetropía simple y astigmatismo hipermetrópico en niños de 0 - 4 años. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5599227.pdf
- Pediatría integral. Detección precoz de los trastornos de refracción. Recuperado de: https://www.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2018/xxii01/03/n1-024-031_JosepMares.pdf
- Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Oftalmología pediátrica para todos los días. Recuperado de: https://www.aepap.org/sites/default/files/4t4.10_oftalmologia_pediatrica_para_todos_los_dias.pdf
- SC - Pediatría. Defectos refractivos: concepto, despitaje, diagnóstico y seguimiento. Recuperado de: http://scpediatria.cat/docs/ciap/2009/pdf/ASerra_ciap2009.pdf
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