El mamelón pre-auricular es una especie de verruguita con la que nacen algunos bebés que, en la mayoría de los casos no tienen ninguna importancia, ni siquiera debe quitarse a no ser que estéticamente quede muy mal.
Algunos bebés nacen con un apéndice pre-auricular, situado en la parte externa del oído, parecido a una verruguita. Este defecto, que generalmente es solo un problema estético, aparece si, en las primeras semanas de gestación, los pliegues que se forman en el cuello del embrión durante el desarrollo del mismo, no se han cerrado correctamente, dando lugar a un pequeño saliente que dará lugar, al crecer, al mamelón pre-auricular.
Es una malformación relativamente frecuente, sucede en 5 a 10 de cada 1.000 recién nacidos, que se encuadra dentro de lo que se conoce como anomalías menores, es decir, rasgos morfológicos atípicos sin significado cosmético ni funcional importante. Es decir, que no tiene gravedad ni relevancia.
En la mayoría de los casos no tiene importancia y, de hecho, suele ser un rasgo hereditario y es común que los bebés que presenten este mamelón tengan padres o abuelos con la misma anomalía.
¿Hay que extirparlo?
Lo más recomendable es consultarlo, aunque por supuesto hay que consultarla con el pediatra ya que es la persona que evaluará si es mejor quitarlo o no y él es quien debe indicarnos los pasos a seguir, dependen un poco de lo grande que sea el mamelón y de cómo afecte estéticamente a la apariencia del bebé.
En muchos casos, de hecho, la raíz es tan fina que se desprende solo a los pocos meses de nacer.
Si se nota mucho y nos parece que puede afectar al niño de mayor y que puede hacerle sentir acomplejado, se puede extirpar. Es una operación estética sencilla. Si no es muy grande, puede esperarse, aunque hay que tener en cuenta que el mamelón crece de manera proporcional a la oreja, pero siempre podrá decidir el niño de mayor quitárselo si así lo prefiere. No hay límite de edad para operarlo.
Fuente:
- “Niños con apéndices y fositas preauriculares, enfoque práctico para el pediatra”, Dres. Alejandro Novoa* y Jeniffer Garrido, Arch. argent. pediatr. v.104 n.2 Buenos Aires mar./abr. 2006.
Etapa vital
Deja un comentario