La escucha activa es una habilidad que consiste en escuchar a otra persona con conciencia plena, de forma asertiva y sin realizar juicios de valor.
Es una técnica de escucha que se estudia y practica en campos como la psicoterapia y la resolución de conflictos. La escucha activa integra una actitud y comportamiento determinados, a fin de prepararnos para escuchar a la persona que nos habla, manifestando nuestra disponibilidad e interés por lo que nos dice y demostrando que hemos entendido el mensaje y los sentimientos y emociones que éste lleva implícitos.
En el ámbito familiar, la escucha activa fomenta uno de los aspectos más importantes en la crianza: la comunicación entre padres/madres e hijos y el desarrollo del vínculo afectivo.
Pararte a escuchar a tu hijo, dar importancia a lo que te dice, ponerte a su altura y establecer una comunicación abierta y activa son algunos de los pilares de la escucha activa, una técnica consciente de escucha y comunicación que cualquiera puede aplicar.
Qué son las tres A de la escucha activa
El método de la escucha activa no es algo nuevo. En 1957, dos psicólogos norteamericanos, Carl Rogers, iniciador del enfoque humanista en Psicología, y Richard Farson crearon el concepto de escucha activa, basado en la idea “more than just paying attention”, es decir, más que prestar atención.
Para lograrlo, el concepto de escucha activa se desglosa en las llamadas tres A de la escucha activa:
- Atención. Centrarse plenamente en lo que está diciendo la otra persona, mostrándolo verbal y físicamente, asintiendo y estableciendo contacto visual para alentarlo a seguir hablando.
- Actitud. Es importante tener una disposición positiva hacia lo que vamos a escuchar y mantenerla hasta el final del mensaje.
- Ajuste. Como oyentes, no conocemos de antemano lo que dirá la otra persona. Ser flexible y ajustar nuestra perspectiva a lo que se nos dice, aunque contradiga o nos haga cambiar nuestra opinión, es parte de la escucha activa.
La escucha activa consiste en un enfoque de la comunicación de manera pausada, sin juicios o intentar estar de acuerdo, sino dejando al otro saber que estamos ahí para escucharle.
Ventajas de la escucha activa entre padres e hijos
Son muchos los beneficios que aporta la escucha activa a la relación entre padres e hijos:
- Alenta la confianza y comprensión entre padres e hijos.
- Los hijos se sienten escuchados y se refuerza su autoestima.
- Ayuda a manejar las rabietas y a poner límites de manera calmada y respetuosa.
- Permite conocer mejor los intereses, sentimientos y actitudes de los hijos.
- Enseña a los niños a comunicarse con los demás y a ser empáticos.
- Los niños se sienten seguros de poder expresar lo que sienten.
¿Cómo puedes ponerla en práctica con tus hijos?
Una escucha activa empieza por ponerte a su altura, de forma figurada y literal. Es decir, siempre que puedas, al hablar con él opta por ponerte a la altura de sus ojos. El contacto visual y la cercanía física fomentan una comunicación más abierta y empática. Además, en sentido más figurado, ponte a su altura aceptando lo que siente y percibe tu hijo, e intentando entender su percepción del mundo.
Otra pata de la escucha activa es la aceptación; es decir, hablar con tu hijo sin juzgar o evaluar lo que te dice. Aunque sus preocupaciones a veces te parezcan poca cosa, hazle saber que son válidas y que las escuchas.
Además, un buen recurso para desarrollar la escucha activa con tu hijo es preguntar y escuchar y repetir o reformular lo que tu hijo te cuenta para hacerle entender que le escuchas y fomentar que la conversación siga fluyendo.
Publicado originalmente el 14 de diciembre del 2016 y actualizado el 25 de enero del 2024
Preguntas frecuentes sobre escucha activa
La escucha activa en la familia radica en una escucha plena de nuestros hijos, tanto emocional como racionalmente.
Pon en práctica el método de escucha activa con las tres A: atención, actitud y ajuste.
El ejemplo de los padres con sus hijos es la mejor forma de incentivar la escucha activa en los niños.
Etapa vital
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