La hiperémesis gravídica afecta a un pequeño número de embarazadas, entre el 0,5 y el 2% de las gestantes, y presenta unas características concretas que la diferencian de las náuseas y vómitos más típicos.
Las náuseas y vómitos excesivos en el embarazo pueden ocurrir en muchas mujeres, por lo general durante los primeros meses del embarazo, y suelen ir cesando a lo largo de los meses de gestación, en la mayoría de los casos alrededor de la semana 16 de embarazo.
Esta sintomatología de vómitos y náuseas puede presentarse, en ciertas gestantes, incluso hasta el momento del parto, aunque son menos probables los casos en los que persisten estos síntomas pasado el primer trimestre.
En la mayoría de los casos, suelen haber 1-2 vómitos al día, sin repercutir en la tolerancia oral. Sin embargo, en algunos casos, cuando estos vómitos son intensos, repetidos y acompañados de intolerancia oral, hablamos de hiperémesis gravídica.
¿Qué es la hiperémesis gravídica?
La hiperémesis gravídica se define como la condición extrema de náuseas muy intensas y vómitos excesivos en el embarazo, pudiendo provocar la siguiente sintomatología:
- Incapacidad de comer y beber lo suficiente cada día
- Sialorrea o salivación excesiva
- Pérdida de peso superior al 5% del peso anterior al embarazo
- Cetosis
- Deshidratación
- Alteración del equilibrio electrolítico debido a la deshidratación
- Taquicardias
- Hipotensión
- Perfil renal alterado
- Fatiga y sensación de mareo
- Dificultad para llevar a cabo las actividades cotidianas
El evitar la ingesta de comida, la pérdida de peso y la deshidratación marcan la diferencia entre las gestantes que sufren hiperémesis gravídica y las gestantes que, a pesar de los episodios de vómitos más o menos ocasionales, siguen ganando peso con el embarazo y no se deshidratan.
La hiperémesis gravídica es la causa más habitual de hospitalización durante el primer trimestre del embarazo.
¿Por qué ocurre la hiperémesis gravídica?
Se desconoce la etiología de la hiperémesis gravídica, sin embargo, se presume que es multifactorial y tiene relación con diversos elementos:
- Factores neurológicos y psicosomáticos.
- Niveles elevados de beta-hCG (hormona producida por el cuerpo durante el embarazo).
- Otras alteraciones hormonales.
- Antecedentes personales o familiares de hiperémesis gravídica.
- Disfunción gastrointestinal.
En los casos en los que se sospecha y diagnostica la hiperémesis gravídica, es necesario llevar un seguimiento estrecho del embarazo, para aportar por otras vías los nutrientes o líquidos necesarios para poder llevar el embarazo normal sin que llegue a poner en riesgo el mismo.
¿Qué puedo comer si tengo hiperémesis gravídica?
Las gestantes con hiperémesis gravídica deben seguir determinadas pautas alimentarias para intentar evitar las náuseas y los vómitos. Estas son las principales recomendaciones:
- Tomar raciones pequeñas y frecuentes.
- Adoptar una dieta rica en hidratos de carbono y baja en grasas.
- Incluir alimentos paliativos como el jengibre por sus propiedades antieméticas.
- Dar preferencia a los alimentos fríos y sólidos.
- Evitar los condimentos y las frituras.
- Evitar determinadas comidas u olores que exacerban los síntomas.
- Eliminar (si lo hubiere) el consumo de alcohol, tabaco y bebidas gaseosas.
¿Cómo se diagnostica la hiperémesis gravídica?
La sospecha de hiperémesis gravídica surge en función de la magnitud de la sintomatología, basándose principalmente en la cantidad de vómitos por día y si estos conservan o no relación con las comidas, también se evalúa si pueden estar asociados a alguna intolerancia a la ingesta.
Por tanto, el diagnóstico de la hiperémesis gravídica es netamente clínico y de exclusión. Se determina realizando una anamnesis (entrevista médica) correcta, las analíticas que correspondan y una exploración física apropiada para llegar al diagnóstico.
Algunas de las pruebas que el médico incluye son las analíticas de sangre para poder valorar el grado de hidratación, la función de los riñones, etc. y las de orina, para medir los niveles de cetonas.
Diagnóstico diferencial
Como hemos mencionado, el diagnóstico es también de exclusión o diferencial, es decir, las pruebas que se realizan sirven también para excluir otras posibles patologías, bien asociadas al embarazo o ajenas al mismo, que producen una sintomatología similar.
Estas son algunas de las dolencias o condiciones que hay que descartar:
- Gastroenteritis.
- Úlcera péptica.
- Apendicitis.
- Colecistitis.
- Hepatitis
- Embarazo gemelar.
El diagnóstico diferencial se consigue con pruebas de laboratorio, pruebas de imagen como las ecografías y por medio de la anamnesis.
¿Cuáles son los riesgos de padecer hiperémesis gravídica?
Afortunadamente, hoy en día, la mayoría de los embarazos tienen un control obstétrico adecuado y estrecho, que permite evitar las posibles complicaciones que se puedan tener en caso de padecer hiperémesis gravídica.
En el caso de la mujer embarazada, los principales riesgos son los siguientes:
- Pérdida de peso.
- Depresión.
- Úlceras estomacales.
- Trastornos hepáticos y de la vesícula.
- Hipertiroidismo temporal.
Para el bebé los riesgos generales en la salud son casi nulos, sin embargo, cabe la posibilidad de bajo peso al nacer igual que incrementa la posibilidad de un parto prematuro.
Tratamiento de la hiperémesis gravídica
Tras el diagnóstico de hiperémesis gravídica, el tratamiento es establecido por el médico de manera escalonada y de acuerdo con la severidad de la patología.
- El reposo y el seguimiento de una dieta adecuada son los primeros pasos a seguir.
- Si la hiperémesis gravídica continúa, el médico prescribe el uso de fármacos para evitar la progresión, comenzando por medicamentos leves y, en caso de ser necesario, variando paulatinamente a medicamentos más fuertes.
- En casos severos de hiperémesis gravídica, se opta por un ingreso hospitalario, en el cual se realizan controles constantes de peso, hemogramas, valoración del estado nutricional, revisión de las funciones pancreáticas y hepáticas, diuresis y todas las pruebas que se consideren necesarias.
- El alta hospitalaria se valora cuando se consigue un buen control de los síntomas con medicación oral durante al menos 48 horas. Tras el alta, la mujer embarazada deberá seguir estrictamente las indicaciones médicas y acudir a revisiones periódicas para evitar una nueva descompensación.
Seguramente también se le indique la administración de complementos nutricionales con el objetivo de cubrir de forma segura los requerimientos nutricionales del embarazo.
Publicado originalmente el 22 de junio de 2023, actualizado el 27 de noviembre de 2024
FAQs sobre hiperémesis gravídica
Es la condición extrema de náuseas muy intensas y vómitos excesivos en el embarazo y su causa es desconocida.
El reposo y una alimentación adecuada en raciones pequeñas y frecuentes son las primeras medidas a tomar.
Se recomienda una dieta rica en hidratos de carbono y pobre en grasas, junto a alimentos mitigantes de las náuseas y vómitos como el jengibre.
La hiperémesis gravídica empieza aproximadamente sobre las 5 semanas de embarazo y suele desaparecer entre las semanas 16 a 18 de gestación.
Etapa vital
Referencias
- Emesis e hiperemesis gravídica (elsevier.es). Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-pdf-S1138359303742208
- Revista Oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Encefalopatía de Wernicke como complicación de hiperémesis gravídica. Recuperado de: https://sego.es/documentos/progresos/v59-2016/n4/004_PROG16_06.pdf
- Manual MSD: Hiperemesis gravídica. Recuperado de: https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/ginecolog%C3%ADa-y-obstetricia/anomal%C3%ADas-del-embarazo/hiperemesis-grav%C3%ADdica
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