Las ventajas son indiscutibles: garantiza el suministro continuo de nutrientes, favorece el rendimiento equilibrado del organismo, evita los antojos alimentarios y mantiene constantes los niveles de energía necesarios para jugar, aprender... Si hasta ahora no te lo has creído mucho, te damos todas las razones científicas para que te empeñes en que tu peque haga 5 comidas sin saltarse ni una.
• Le permite consumir mayor variedad de alimentos. Al distribuir la ingesta en 5 momentos, comerá menos cantidad y más variedad. Eso hace más fácil introducir más raciones de fruta, lácteos y verdura; o, simplemente, alimentos diferentes.
• Ayuda a prevenir la obesidad. Al llegar con menos hambre a cada comida, el niño prima los alimentos saludables –los que tú le das– frente a los que más sacian o los caprichos que pueda tener. Recuerda que, en España, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, uno de cada cuatro niños tiene exceso de peso.
• Mejora su rendimiento intelectual. Para funcionar con a tope las neuronas necesitan reservas de energía. Cuando los niños desayunan mal o pasan muchas horas entre el desayuno y la comida, o toman algo a media mañana o sus niveles de atención bajan.
• Mejora sus habilidades físicas. Cuando los niveles de azúcar se mantienen estables en el organismo porque el aporte de nutrientes es gradual, los peques están más activos y mejora su psicomotricidad.
• Mejora su actitud. Los minerales que el niño toma mediante la alimentación afectan al sistema nervioso, tranquilizándolo y promoviendo estados de ánimos positivos cuando llegan al niño de forma gradual.
Etapa vital
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