Los ojos de los recién nacidos no están totalmente desarrollados. Apenas pueden enfocar y al principio solo distinguen la luz de la oscuridad. Por eso, a muchos de ellos les cuesta usar los dos ojos a la vez y cada uno mira en una dirección diferente, provocando lo que conocemos como estrabismo y que coloquialmente se denomina bizquera. Sin embargo, esta situación normalmente es pasajera.
Durante los primeros días de vida los bebés ven borroso. No distinguen colores y solo aprecian bultos. Muestran preferencia por las caras, especialmente por la de su madre, pero no ven nada que esté más lejos de 25 cm.
Entre los 3 y los 5 meses empiezan a diferenciar colores y ven todo con mayor nitidez. A los 4 meses pueden ver las imágenes en 3 dimensiones y hacia los 6 meses ya ven casi como un adulto, con profundidad, colores y contrastes.
Al no estar el órgano de la vista totalmente desarrollado al nacer, es muy habitual que durante los 3 o 4 primeros meses bizqueen, es decir, cada ojo enfoque hacia un lado diferente en algunas ocasiones.
La mayoría de bebés que bizquean al nacer lo hacen hasta los 6 meses, aunque algunos pueden seguir haciéndolo hasta los 2 o 3 años cuando están cansados o si se les pone un objeto muy cerca.
Esta situación, que puede preocupar profundamente a sus padres, en la mayor parte de los casos no tiene mayor importancia ya que se resuelve sola a medida que los ojos del pequeño aprenden a enfocar.
Solo en algunos el estrabismo (la desviación del alineamiento de un ojo respecto al otro) perdurará más allá de los 3 años. En estos casos, hay que tener en cuenta las recomendaciones del pediatra, para mejorar la situación y tener en cuenta que existen muchas formas de corregir esta desviación ocular de manera sencilla.
Etapa vital
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