Entre los dos y los tres años, es bastante común que los niños pasen por la fase del “mío”, en la que les cuesta compartir y son muy celosos de sus juguetes y sus cosas.
Puede que observes que tu hijo guarda sus juguetes ante sus hermanos y otros niños, o que solo permite que unos pocos, o nadie, toque sus juguetes o su comida. Entre los 12 y los 36 meses, esta es una actitud bastante común. Se conoce como la fase del “mío”.
No obstante, a pesar de que es frecuente, no conviene dejarla estar. A partir de observar ciertas actitudes egoístas en tu hijo, trabajar en ellas con tu hijo es vital para evitar que se convierta en una actitud estable.
Los discursos y sermones no valen de mucho en estas edades. En su lugar, lo ideal es trabajar a través de ejemplos y situaciones cotidianas que le permitan ver por qué el egoísmo es una actitud que debe ser evitada.
Por ejemplo, ver en sus padres y su entorno cercano actitudes generosas supondrá los cimientos sobre los que fortalecer su generosidad. A través de historias, contadas por ti o en cuentos o películas, puedes enseñarle por qué es importante y bonita la generosidad. Así contará con buenos ejemplos y modelos sobre los que apoyar sus decisiones y actitudes.
Cuando esté en el parque o con sus amigos o primos, puedes inventar algún juego en el que tengan que usar el mismo juguete: la pelota o la comba son algunos ejemplos. Motívale también a compartir su comida. Puedes, por ejemplo, decirle que tienes hambre y preguntarle si te daría un poco de su comida o comprar alguna comida para compartir con sus hermanos.
Cuando vaya siendo mayor, puedes hacer con él una limpieza anual en la que donéis ropa, juguetes…a alguna organización. Así aprenderá que no todo el mundo tiene sus privilegios e instaurarás en él la importante lección de no ser materialista y compartir parte de sus posesiones con otras personas.
Etapa vital
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