A menudo, cuando nos sentimos anquilosados, poco flexibles o simplemente no nos movemos con la misma fluidez que años antes, decimos que tenemos rigidez o estamos rígidos. Pero, ¿se debe esa sensación a la rigidez muscular?
A continuación explicaremos en qué consiste la rigidez muscular propiamente dicha, comenzando por algunos conceptos básicos, para poder distinguirla de otras condiciones que nos pueden hacer sentir rígidos.
Rigidez muscular: hipertonía y tono muscular
El tono muscular a menudo es definido como la resistencia que muestra un músculo al realizar una movilización pasiva o la tensión que presenta un músculo relajado.
Aunque existe cierta ambigüedad en esas definiciones, para comprenderlo podríamos decir que se trata del tono basal de un músculo, ya que, aunque se encuentre en estado de reposo está ejerciendo cierta actividad, por ejemplo, frente a la fuerza de la gravedad.
Es decir, todo músculo en reposo presenta cierto grado de contracción, y eso es lo que podemos denominar tono muscular basal.
En cualquier caso, se trata de un estado dinámico y complejo, regulado por señales que viajan desde el cerebro a los nervios. Un proceso mediante el cuál también se indicará a los músculos cuándo deben contraerse.
La alteración de este mecanismo fisiológico da lugar a diferentes trastornos musculares, entre los que se encuentra la hipertonía muscular.
El término hipertonía se emplea para definir las alteraciones en las que tiene lugar un incremento del tono muscular basal y se da una ausencia o un control inadecuado por parte de las neuronas motoras del sistema nervioso central.
Por tanto, la hipertonía es una alteración muscular en la que durante el movimiento pasivo o el estado basal de los músculos se produce un tono muscular excesivo, algo que dificulta el movimiento de las áreas afectadas y hace que permanezcan rígidas.
Ese aumento del tono muscular puede ser producido por diferentes lesiones y enfermedades que afectan a los mecanismos que intervienen en los cambios de longitud y estiramiento de los músculos, así como en las indicaciones de contracción e inhibición recíproca.
Dicho de otra manera, se ven afectadas las señales nerviosas necesarias para la realización de movimientos controlados y coordinados de las articulaciones y la contracción muscular.
Como consecuencia, el movimiento se ve limitado, se puede producir dolor y/o deformidad.
No obstante, existen diferentes tipos de hipertonía, por lo que dependiendo de la alteración de la que se trate se darán unas características u otras, difiriendo en las respuestas motoras.
Uno de esos tipos de hipertonía es la rigidez muscular.
La rigidez muscular y sus características
La rigidez muscular es un tipo de hipertonía en la que los músculos presentan una resistencia homogénea o uniforme. Es decir, tienen la misma rigidez independientemente del grado de movimiento.
No depende de la velocidad de los movimientos y afecta por igual a músculos flexores y extensores, por lo que aparece resistencia a los movimientos en todas direcciones.
Este fenómeno, que permite diferenciarlo de otras formas de hipertonía, es conocido como «tubería de plomo».
La rigidez muscular por lo general se presenta en enfermedades que involucran los ganglios basales del cerebro, como la enfermedad de Parkinson.
Diferencias entre rigidez muscular y espasticidad
Es común que los términos rigidez muscular y espasticidad se utilicen indistintamente, como si fueran sinónimos, pero en realidad estos conceptos hacen referencia a dos condiciones diferentes.
Ambos son tipos de hipertonía, es decir, que tanto en la rigidez muscular como en la espasticidad existe un tono muscular aumentado. Sin embargo, presentan características y respuestas motoras diferentes.
Por ejemplo, la espasticidad, a diferencia de la rigidez muscular, es dependiente de la velocidad y los espasmos de los músculos aumentan con el movimiento.
Es decir, cuanto más rápido sea el movimiento realizado, mayor es la resistencia al mismo que se da, siendo común que se produzcan respuestas reflejas exageradas.
La espasticidad puede ocurrir como consecuencia de accidentes cerebrovasculares, como el ictus, o debido a lesiones medulares, entre otros.
Me siento rígido, ¿es rigidez muscular?
Con los años muchas personas experimentan cierta rigidez corporal, que les impide o les dificulta la movilidad.
Sin embargo, sentirnos rígidos no ha de significar necesariamente que se trate de rigidez muscular y, mucho menos, que esté relacionado con la enfermedad de Parkinson.
Y es que con el envejecimiento se producen muchos cambios en el cuerpo que, no siendo un problema de rigidez muscular propiamente dicho, nos pueden hacer sentir rígidos.
Por ejemplo, la pérdida de líquido sinovial (que funciona como lubricante) o el adelgazamiento de los cartílagos pueden hacer que los movimientos de las articulaciones se vuelvan más rígidos y menos flexibles.
Del mismo modo, el endurecimiento y acortamiento de los ligamentos que tiende a producirse con el envejecimiento también puede hacernos sentir rígidos.
Asimismo, esa sensación de falta de flexibilidad y elasticidad puede ser ocasionada por diferentes patologías que tienden a aparecer con la edad, como la osteoartritis.
Es importante resaltar que, independientemente de la edad, la aparición, el grado en el que se manifiesta o el empeoramiento de la sensación de rigidez con frecuencia está ligado a la falta de ejercicio regular.
Por tanto, llevar una vida activa y saludable, practicando ejercicio habitualmente, es importante para evitar sentirnos rígidos o para que esta sensación y los problemas que la causan no se agudicen.
Si te sientes rígido será conveniente visitar a tu médico, para que pueda determinar si se trata de rigidez muscular, otra condición que pueda estar afectando a tu movilidad o la falta de actividad.
No obstante, intenta llevar siempre una vida activa, practicando ejercicio de forma regular, y acompañándola de una alimentación sana y adaptada a tus necesidades particulares.
Esperamos que esta información te haya resultado útil para comprender mejor la rigidez muscular y entender que con la edad podemos sentirnos rígidos por diversas razones.
Etapa vital
Referencias
- Repositorio Institucional de la Universidad de Alicante. Salud Musculoesquelética: la edad no importa. Recuperado de https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/23060/1/AEEA_Salud_Muscoesqueletica.pdf
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