Tensión baja en ancianos: formas frecuentes e implicaciones

  • 20 de Junio del 2022
  • 4 min de lectura

Cuando la presión arterial es demasiado baja, la sangre no fluye correctamente por todas las áreas del cuerpo y los valores que se obtienen al medir la tensión caen por debajo de las cifras de referencia.

Las bajadas de tensión se pueden experimentar a cualquier edad y, cuando son puntuales y dentro de un determinado rango, no suelen tener consecuencias graves. Pero, ¿se puede decir lo mismo cuando se da la tensión baja en ancianos?

A continuación veremos los tipos de hipotensión más frecuentes en las personas mayores y los problemas derivados que puede acarrear esta condición.

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Tensión baja en ancianos: valores y conceptos generales 

Hablamos de hipotensión arterial, comúnmente llamada tensión baja, cuando los valores de tensión arterial caen por debajo de los valores de referencia (120/80 mmHg).

Sin embargo, no hay un consenso firme sobre la cifra que debe considerarse anormalmente baja. En algunos casos solo se toma como referencia la presión sistólica y se habla de tensión baja cuando el valor se encuentra por debajo de los 90 mmHg

Otros profesionales tienen en cuenta tanto la presión sistólica como la diastólica, considerando que existe tensión baja a partir de 60-90/40-70 mmHg. 

La hipotensión es una condición común y es posible que una persona pase toda su vida con la tensión baja sin que experimente ninguna molestia.

De hecho, es habitual escuchar que «mejor tener la tensión baja que tenerla alta». Esto se debe, sobre todo, al papel central que juega la hipertensión arterial como factor de riesgo de enfermedades coronarias.

Sin embargo, la tensión baja también tiene consecuencias y, además, puede dar lugar a complicaciones que pueden afectar a la salud de la persona que padece hipotensión. 

Muchas personas con hipotensión arterial experimentan síntomas como mareo, aturdimiento, vértigos, visión borrosa, aceleración del pulso, náuseas y desmayos

Además, estos síntomas pueden dar lugar, por ejemplo, a caídas, que en ancianos pueden tener consecuencias nefastas.

Cabe mencionar que se distinguen diferentes tipos de presión arterial baja. Esto es importante, pues en el caso de las personas mayores son dos las que destacan especialmente: la hipotensión ortostática y la hipotensión posprandial.

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Hipotensión ortostática en ancianos

La hipotensión ortostática o postural es aquella en la que se produce una bajada de la presión arterial con un cambio de postura (generalmente por bipedestación, al ponerse de pie, o en posición erguida). 

Se considera que tiene lugar este tipo de hipotensión cuando, desde el cambio de postura y hasta 3 minutos después, se produce una caída de los valores de presión arterial sistólica de 20 mmHg o de 10 mmHg en el caso de la diastólica. 

Esta forma de hipotensión es común en ancianos por el envejecimiento del sistema nervioso autónomo arterial y la pérdida de sensibilidad de los barorreceptores

Además, ciertos medicamentos pueden contribuir a una disminución de la presión arterial, y en la población mayor es habitual el consumo de múltiples fármacos, por lo que podría agravar su incidencia.

Los estudios realizados estiman que entre el 20 y el 50% de las personas mayores de 65 años experimentan hipotensión ortostática. Además, se sabe que su prevalencia aumenta con la edad.

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Hipotensión posprandial en ancianos

Mientras que la hipotensión postural se puede dar a casi cualquier edad, la hipotensión posprandial es muy infrecuente en personas jóvenes. 

Esta forma de hipotensión tiene lugar cuando la presión arterial sistólica desciende 20 mmHg o más 60 minutos después de terminar de comer

Por ello, para diagnosticar la hipotensión posprandial se mide la tensión arterial antes y después de las ingestas de alimentos. 

Un estudio en ancianos institucionalizados y con enfermedades crónicas detectó que entre un 24 y un 36% de ellos presentaban hipotensión posprandial. 

Además, este tipo de hipotensión es más común en personas que sufren hipertensión arterial o determinadas enfermedades, como el Parkinson o la diabetes.

Complicaciones de la tensión baja en ancianos

Tanto la hipotensión ortostática como la hipotensión posprandial son dos formas de tensión baja en ancianos bastante comunes

Al igual que pasa con la tensión baja en otros momentos de la vida, en la mayor parte de los casos el descenso de la presión arterial es asintomático. 

Sin embargo, la naturaleza de los síntomas que puede provocar un descenso de la tensión arterial hace que sea especialmente importante detectar el problema en las personas mayores.

La inestabilidad, los mareos, los vértigos y los síncopes o desmayos pueden dar lugar a caídas de diferente gravedad que, teniendo en cuenta la mayor fragilidad de los ancianos, podrían acarrear consecuencias importantes tanto para su salud física como para su autonomía.

Además, en ocasiones ambas formas de hipotensión pueden tener implicaciones importantes en la mortalidad cardiovascular.

Esperamos haberte ayudado a comprender mejor la tensión baja en ancianos y transmitirte la importancia de consultar con un especialista cuando se presenta este problema.

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