Aunque se desee pasar esos años en el domicilio, hay que tener en cuenta varios factores antes de tomar la decisión.
Mantener una actitud positiva ante la vejez es primordial. Ya lo dice la Organización Mundial de la Salud (ONU): las personas de edad que tienen una percepción negativa de su propio envejecimiento tienen más dificultades para enfrentar su vejez, incluida la posible discapacidad, y viven unos 7,5 años menos que las personas con una actitud positiva ante esto.
Cada vez que cambiamos de etapa vital, solemos tener un tiempo de transición en el que entramos en crisis. Es normal, todo lo desconocido causa una mínima inseguridad. Cuando comienza la vejez, este sentimiento puede ser bastante fuerte, ya que casi todo lo que conocemos cambia. Pero hay maneras de hacer que este tránsito sea más fácil.
Cambios en la vejez
Cuando una persona se hace mayor, todo el cuerpo cambia, tanto física como mentalmente. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es. La naturaleza está diseñada así. Es por eso que no debemos luchar contra dichos cambios, ya que es una batalla perdida. Debemos aceptar que esto sucederá y adaptarnos a lo que nos pida el cuerpo.
Cambios físicos y mentales
Unos de los cambios más visibles a ojos de otros son los físicos. Empiezan a salir arrugas y pecas, además de algunas manchas en la piel. Es algo normal, pero en caso de preocupación se puede ir a un especialista para controlar que todas las pecas y manchas sean buenas.
Además, el pelo se vuelve canoso. Aunque aún muchas personas se tiñen, cada vez más se dejan el pelo blanco con orgullo. Esto es más que una moda, es una reivindicación. Debemos normalizar las canas, ya que es un proceso natural. No importa si te tiñes o no, la aceptación va más allá, es un sentimiento.
También hay otros cambios en el cuerpo, como la altura disminuye. Además, empezamos a andar más lento y el equilibrio incluso puede verse tocado. Simplemente, debemos reducir nuestro ritmo y darnos más tiempo para llegar a los sitios; si hace falta, un bastón puede ayudar a desplazarse de manera segura.
Puede que la memoria se vea un poco tocada o que la capacidad de aprendizaje sea más lenta. Es normal, solo debemos dedicar más horas a aquello que queremos hacer.
Cambios sociales
Uno de los mayores miedos de las personas mayores con pareja es la pérdida del cónyuge. La viudedad es un momento muy duro que a veces requiere ayuda psicológica para poder superarlo. No debe dar vergüenza pedir hora o solicitar apoyo a la familia. Aun así, es importante que la persona mayor note que su familia está con ella para lo que necesite. Esto se extrapola a las amistades.
Los cambios sociales también se producen fuera del núcleo familiar. La jubilación puede ser una gran oportunidad para dedicarse tiempo, pero también una fuente sentimientos negativos si se tiene una mala visión de la vejez.
Pérdida de la autonomía en la vejez
Uno de los mayores altibajos de la vejez es cuando se pierde la autonomía. No siempre se pierde del todo, pero es común que llegue un día en el que se requiera un poco de ayuda. Muchas veces la autoestima va ligada con la independencia y esto hace que de golpe haya personas que no se sientan útiles.
Pero eso es un error. La utilidad no va ligada a la autonomía. ¿Cuántas veces no hemos necesitado que alguien nos escuche o aconseje? Hay cosas que puede que con los años vayan desapareciendo, pero la sabiduría y la experiencia hacen que una persona mayor pueda dar mucho.
Si cuando llega el momento en el que el o la mayor ya no es suficientemente autónomo y no es capaz de asimilarlo adecuadamente, se le debe ayudar a aceptar la nueva situación con la máxima normalidad posible y poner el foco en las cosas que sí puede hacer.
Cómo sobrellevar los cambios en la vejez
La mente puede ser tanto la mayor alegría como la mayor fuente de problemas. Nuestra actitud y creencias pueden hacer que llevemos muy bien la vejez o todo lo contrario. Es por eso que hay pequeñas técnicas para poder mantener una mente positiva y entrar en la vejez con buen pie.
- Aceptar lo que no se puede cambiar y cambia lo que sí se puede. A veces nos obstinamos en un tema hasta el punto de sentirnos mal. Hay muchos cambios que comporta la vejez que no se pueden cambiar, como la aparición de arrugas. Es mejor aceptar la situación y verlas como parte de nosotros, como símbolo de todo lo vivido y de todo lo que queda por vivir. En caso de sí poder cambiarlo, como ciertos aspectos de la salud, trabaja para conseguirlo, por ejemplo, con una dieta saludable y adaptada a tus necesidades.
- Crear una rutina que te haga sentir bien. A cada persona le va bien un hábito diferente, por eso no queremos decir cómo debe ser una rutina. Aun así, es cierto que crearla por la mañana puede hacer que empecemos bien el día y hay más probabilidades de mantener esa actitud. Hacer deporte, leer, escribir, pasear, escuchar música, cocinar, dibujar, pintar… encuentra aquello que levanta tu ánimo.
- Mantener hábitos saludables. Si le damos a nuestro cuerpo lo que necesita, nuestro estado de ánimo mejora. Tener un estilo de vida saludable hace que seas una persona más positiva y con más facilidad de afrontar los malos momentos. Come sano, muévete mínimamente (por ejemplo, sal a pasear 20 minutos al día), toma el sol un rato diariamente y rodéate de gente que te hace sentir bien.
- Aceptarse tal como eres. Vivimos en una sociedad en la que la vejez está completamente fuera de los cánones de belleza. Pero no olvidemos que estos han sido establecidos por alguien. En el fondo, todas las personas sabemos que la belleza es subjetiva, razón de más para no querer parecerte a nadie. Aceptarse y quererse es básico para afrontar todo cambio. Confía en ti y, si hace falta, recuérdate cada día todo lo bueno que tienes hasta que no haga falta pensarlo, simplemente lo veas sin esforzarte.
Etapa vital
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