Demencia senil: fases, evolución y aspectos claves para entenderla

  • 23 de Febrero del 2022
  • 5 min de lectura

La demencia es un conjunto de signos y síntomas que se manifiestan simultáneamente y que están relacionados con diversas alteraciones cognitivas y conductuales. 

Se trata de un síndrome que presenta una evolución progresiva y que, en última instancia, ocasiona la pérdida de autonomía en las personas que lo padecen. 

Aquí hablaremos de demencia senil, fases y otros aspectos clave para comprender mejor esta patología y su evolución.

¿Qué es la demencia senil?

La demencia es un síndrome que conlleva el deterioro de la función cognitiva más allá de lo que se considera normal en el proceso de envejecimiento.

Afecta a la memoria, el comportamiento, la comprensión o el entendimiento, la orientación, el lenguaje y a la capacidad para realizar actividades cotidianas.

Con frecuencia el deterioro cognitivo se asocia o es precedido por la afectación del comportamiento, el control emocional y/o la motivación en la persona que lo padece.

Se trata de un síndrome de carácter crónico y progresivo, puesto que es degenerativo e irreversible. 

La demencia senil es una de las principales causas de dependencia y discapacidad en personas mayores y tiene grandes implicaciones en la vida de quien la sufre, así como en la de sus familiares y cuidadores.

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Demencia senil: fases y progresión

El deterioro que produce la demencia senil se acentúa y evoluciona a lo largo del tiempo.

No obstante, la demencia afecta de forma diferente a cada persona, por lo que la rapidez y el grado de deterioro no es igual en todos los casos.

De forma general, se pueden distinguir tres etapas en la progresión de la demencia: temprana, intermedia y tardía.

demencia senil fases y progresión

Fase temprana de la demencia

La fase temprana se corresponde con el inicio de la demencia, un período en el que la persona afectada tiende a olvidar cosas y a perder la noción del tiempo

Además de esto, también pueden producirse episodios de desubicación espacial, tanto en lugares desconocidos como familiares.

Se trata de una etapa que comienza de forma paulatina y que a menudo pasa desapercibida.

Fase intermedia en la demencia

La fase intermedia es aquella en la que se produce un avance en la demencia y sus síntomas tempranos, que se vuelven más evidentes, diversos y limitantes.

En esta etapa la persona comienza a olvidar eventos recientes e incluso los nombres de personas conocidas. 

Además, se acentúa la desubicación espacial, por lo que la persona con demencia puede experimentarla hasta en su propia vivienda.

Por otro lado, se producen cambios conductuales, se manifiestan dificultades comunicativas y aparecen limitaciones para el aseo y cuidado personal, requiriendo ayuda para este tipo de tareas. 

Fase tardía o avanzada de la demencia

La fase tardía o avanzada de la demencia supone la etapa final de la enfermedad

Es en este punto cuando aparece una dependencia e inactividad casi total o completa.

De ser olvidadiza en las primeras fases, la persona con demencia pasa a experimentar alteraciones graves de la memoria. 

Es decir, los síntomas experimentados en fases anteriores se agudizan, pudiendo presentar una mayor dificultad para reconocer a personas muy cercanas, desorientación espacio-temporal, incapacidad para autocuidarse, etc.

Ya en la fase avanzada de la demencia, las manifestaciones de este síndrome no solo son de carácter cognitivo, sino también físicos.

Por ello, la persona con demencia puede presentar dificultad para andar y, en última instancia, puede quedar postrada en cama y ser totalmente dependiente. 

Progresión de las fases de la demencia

Esta es una progresión orientativa, ya que demencia, fases y síntomas pueden ser muy distintos de una persona a otra.

La rapidez con la que evolucione y la gravedad de los síntomas dependerá tanto de la persona en cuestión como de la forma de demencia que se padezca.

En algunos casos se produce un deterioro rápido y se alcanza la última etapa en cuestión de 5 años; en otros, sin embargo, la esperanza de vida puede prolongarse y rebasar los 15 años.

Además, el desarrollo general de la demencia y sus fases puede tener lugar con una combinación de períodos de estabilidad y etapas en los que el deterioro avanza rápidamente

En dicha situación, se intercalan estadios en los que la persona aparentemente no empeora con épocas en las que el declive parece acelerarse.

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Algunos aspectos a tener en cuenta sobre la demencia senil

Es habitual hablar de demencia senil por su asociación con el envejecimiento

Dado que este es el término comúnmente utilizado y más conocido, aquí también hemos hablado de demencia senil.

Sin embargo, es importante aclarar algunos aspectos para comprender bien este problema.

La demencia senil no es una patología concreta, sino un término que se emplea para hablar de manera genérica sobre un síndrome con numerosas manifestaciones. 

Es decir, existen diversas formas de demencia: Alzheimer, demencia por cuerpos de Lewy, demencia vascular, etc.

Las fronteras entre las diferentes formas de demencia son difusas y, además, es habitual que coexistan varias de ellas. 

De ahí que, entre la población general, muchas veces se simplifique hablando de demencia o demencia senil. 

Por otro lado, aunque el concepto «senil» hace referencia a edades avanzadas, debemos tener claro que no es normal padecer demencia

Aunque el envejecimiento es un factor de riesgo clave en el desarrollo de alguna forma de demencia, no es una consecuencia inevitable de hacernos mayores

De hecho, existe una forma de demencia temprana, que afecta a personas de entre 45 y 60 años, denominada demencia frontotemporal. 

Por todo ello, en los últimos años se prefiere el uso del término «demencia» a secas o el nombre de la forma concreta que se padece, si esta se ha determinado.

Además de la edad, existen otro tipo de factores no modificables, como los genéticos.

Estos factores son clave, por ejemplo, en la aparición del Alzheimer, causa principal o forma más común de demencia.

También hay factores de riesgo modificables, y por tanto se puede modular el desarrollo e impacto de la demencia. 

En definitiva, ante la detección de síntomas de demencia senil será importante acudir al médico para que determine la causa y forma de demencia que experimenta la persona afectada.

Un diagnóstico temprano es fundamental, ya que, si bien en la mayoría de los casos la demencia es irreversible y no tiene cura, existen algunas formas de este síndrome que sí pueden ser tratadas.

Algunas de ellas pueden ser reversibles si se tratan a tiempo, mientras que en otros casos se puede detener o ralentizar su progresión desde la fase temprana a la tardía.

Esperamos que esta información te haya resultado útil para comprender mejor qué es la demencia senil, fases que tienen lugar en su desarrollo y otros aspectos relevantes.

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