La Dieta Mediterránea ha sido reconocida como uno de los estilos de vida y modelos nutricionales más saludables a nivel mundial. Por ello, debemos transmitírsela a nuestros hijos, adaptándola al proceso de diversificación alimentaria y a su etapa de crecimiento. Las frutas, las verduras y hortalizas y los cereales, son la base de la dieta mediterránea y deben estar presentes en todas nuestras comidas principales.
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- En torno a los 4-6 meses, podemos comenzar a ofrecer a los niños purés a base de alimentos variados de estos grupos, adecuados a la etapa de desarrollo y dando prioridad a los productos de temporada. Podemos añadir a estos purés una cucharadita de aceite de oliva, fuente principal de grasa de la dieta mediterránea.
- La leche y productos lácteos, deben seguir constituyendo la base de la dieta del niño. Su consumo debe alcanzar entre 500 y 1000 ml de leche o el equivalente en productos lácteos adaptados a la edad, retrasando la introducción de la leche de vaca hasta los 3 años.
- Antes del año, los alimentos proteicos basta aportarlos una vez al día, alternando carne de ave y pescado dos veces por semana, una vez carne roja y otro día huevo (empezando primero sólo con la yema, y después con el huevo entero a partir del año). El queso completará el aporte necesario de proteínas. A partir del año, aumentaremos el consumo de proteínas, incluyendo legumbres dos veces por semana.
- Los frutos secos son otro grupo de alimentos importante de la dieta mediterránea por su aporte de ácidos grasos omega-3. Será interesante incluirlos triturados en postres o purés a partir de los 18 meses o como parte del almuerzo o merienda diarios a partir de los tres años.
- Debemos tener cuidado con el consumo de dulces y limitarlo como máximo a una ración diaria, por ejemplo un trozo de bizcocho o galletas en la merienda.
- Recuerda que el agua natural debe ser la bebida principal y evita el exceso de refrescos y zumos azucarados.
Un último consejo: No olvides dedicar parte de vuestro tiempo a jugar, correr, saltar…, ya que la actividad física junto con una alimentación saludable ayudará a que tu hijo crezca fuerte y sano.
Etapa vital
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