La psicomotricidad es una técnica basada en la psicología del movimiento que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus funciones motoras, a descubrir el mundo que les rodea, a relacionarse con los demás y expresar sus emociones, de una manera lúdica y enriquecedora.
Según el profesor Pedro P. Berruezo (1995) la psicomotricidad es: “Un enfoque de la intervención educativa o terapéutica cuyo objetivo es el desarrollo de las actividades motrices, expresivas y creativas a partir del cuerpo, lo que lleva a centrar su actividad e interés en el movimiento y el acto, incluyendo todo lo que se deriva de ello: disfunciones, patologías, estimulación, aprendizaje, etc.”. Esto quiere decir que a través del movimiento, considerado como un medio de expresión, comunicación y relación, los niños pueden desarrollar su personalidad de manera equilibrada.
Esta técnica vincula la evolución de las habilidades motoras con el pensamiento y las emociones y favorece el pleno desarrollo de los más pequeños.
La psicomotricidad interviene cuando el bebé empieza a realizar movimientos voluntarios y juega un papel fundamental en los primeros años de vida. La educación psicomotriz es una estupenda técnica para que los más pequeños exploren, investiguen y descubran el mundo que les rodea a través del movimiento. Es importante que su aplicación empiece lo más pronto posible porque influye de manera decisiva en la infancia y también permitirá reconocer a tiempo dificultades motoras y evitará trastornos futuros. Opera a tres niveles:
- Nivel motor: permite un mayor control del propio movimiento. El niño descubrirá sus posibilidades corporales y tomará conciencia de su cuerpo. También ayuda a la coordinación y al equilibrio.
- Nivel socio-afectivo: ayuda a la integración social y la participación en grupo. El niño podrá fortalecer su personalidad y autoestima. Servirá para afrontar ciertos miedos.
- Nivel cognitivo: facilita el aprendizaje, refuerza la memoria y la concentración y fomenta la creatividad. Ayuda a distinguir nociones espaciales y básicas como los colores, formas y tamaños. Dentro de la psicomotricidad infantil podemos distinguir entre:
- Psicomotricidad educativa: destinada a niños en edad preescolar y escolar como método de desarrollo y aprendizaje a través de la acción y el movimiento.
- Psicomotricidad reeducativa: destinada a niños que tienen dificultades escolares por no haber adquirido bien las habilidades psicomotrices.
- Psicomotricidad terapéutica: consiste en un trabajo individualizado con niños de todas las edades que presentan algún tipo de discapacidad.
Desde casa
Aunque la psicomotricidad se suele trabajar en las guarderías y los colegios, también es bueno seguir practicando en casa o en los parques infantiles. A través de entretenidos juegos y manualidades podemos a ayudar a los niños a conocer el mundo que les rodea y a controlar su cuerpo y movimientos.
Lo primero que hay que hacer es elegir un lugar o habitación donde puedan jugar a su aire sin que haya peligro de que se hagan daño o rompan algo. Es importante darles libertad y dejar que exploren a su aire y no estar continuamente detrás para evitar que se caigan o que hagan algo mal. Si piden ayuda no hay que negársela, pero no debemos adelantarnos a su petición. Hay que estimularles para que se esfuercen.
Desde casa se pueden poner en práctica algunos trucos:
- Desde los 0: durante los primeros meses habrá que centrarse en fortalecer el tronco y cuello del bebé, estimular sus sentidos y ayudarles cuando están aprendiendo a sentarse, a gatear o a andar. Desde el primer mes hasta el cuarto nos centraremos en fortalecer su cuerpo y estimularle visualmente. Entre los cuatro y los nueve meses ya podremos hacer actividades que le estimulen a arrastrarse, rodar o permanecer sentado.
- A partir del séptimo mes, aproximadamente, estará preparado para gatear.
- Cuando ya sepa andar, sobre el año o año y medio, podremos jugar a muchas más cosas: hacer un circuito por la habitación para que lo vaya siguiendo, se pueden poner almohadas y cojines para que aprenda a esquivar objetos... Bailar en familia también es un estupendo ejercicio con el que se divertirá y practicará la coordinación. Tampoco hay que dejar de lado las manualidades como pintar o hacer muñecos de plastilina.
- Desde los 3 a los 6 años: a partir de esta edad las opciones para ayudarle en su desarrollo han aumentado muchísimo. Aparte de los juegos y manualidades tradicionales, leer cuentos juntos o bailar y cantar en familia, podemos iniciarles en nuevas actividades: la natación (un deporte muy completo), jugar en el parque les encantará y se relacionarán con más niños de su edad, montar en bici, etc.
Es fundamental que desde casa se apoyen las técnicas que los profesionales emplean en las guarderías y colegios para que el desarrollo de los más pequeños sea lo más completo y satisfactorio posible. La ayuda de los padres es muy importante, además ayuda a fortalecer vínculos afectivos.
Etapa vital
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