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Estás en… Primer trimestre
Te quedan: 33 semanas
Entramos en la semana 7 de tu embarazo. Ahora mismo, es probable que tu figura se mantenga igual que cuarenta días atrás, pero las náuseas matutinas y la fatiga te recordarán el embarazo cada dos por tres. El embrión ahora mismo mide entre 10 y 14 mm y pesa 1,5 g. ¿Te parece poco? ¡Es 10.000 veces más grande que hace un mes!
Esta semana tú...
A partir de esta semana, es posible que te sientas más hinchada debido a la expansión del útero y al estreñimiento propio del embarazo. De nuevo, son las hormonas haciendo de las suyas: la progesterona relaja las células del músculo liso (o músculo no voluntario), lo que provoca que los intestinos se muevan más lentamente ahora.
Por esto, tus heces serán más firmes y tu cuerpo absorberá una mayor cantidad de agua, y eso es exactamente lo que tienes que hacer para no sentirte tan inflada: tomar mucha agua. Un pequeño truco es probar con aguas de sabores, agregar a tu agua menta, jengibre o fruta o prepararte infusiones de hierbas (¡nada de abusar del té!). También aumentar la cantidad de fibra insoluble y de magnesio en tu dieta te ayudará contra el estreñimiento: trigo integral, frutas con cáscara, verduras, arroz y pan integral, pipas de girasol y grandes cantidades de verdura.
¿Pero qué más estás ocurriendo en tu organismo? ¡muchas cosas! Se está preparando el tapón mucoso, puedes estar luciendo ya el famoso brillo en la piel de las embarazadas y también algunos cambios no tan apetecibles, como el acné o las infecciones vaginales.
Formación del tapón mucoso en el cuello uterino
Mientras lees esto, están sucediendo cosas asombrosas en tu cuerpo. ¡En serio! Ahora mismo, en tu cuello uterino —es decir, el pasaje en forma de embudo que conecta tu vagina con el extremo inferior del útero— el aumento de las hormonas y el flujo sanguíneo han empezado a producir la leucorrea o moco cervical. Se trata de un fluido de color blanco, lechoso y sin olor que, durante el embarazo, es perfectamente normal y necesario.
Si bien el flujo puede ser un poco molesto, en la primera visita prenatal tu médico te tranquilizará con una explicación similar a la siguiente: el moco cervical se está acumulando para convertirse en un tapón de moco que sella la abertura del cuello uterino para evitar que entren bacterias.
El famoso brillo en la piel de las embarazadas
Si te brillan las mejillas con un tono rosado y tu piel resplandece mucho más de lo habitual, ¡exacto! disfruta del famoso brillo del embarazo. El brillo, por descontado, tiene un componente fisiológico que explica su porqué: en el caso de las mejillas, se debe a un aumento enorme del flujo sanguíneo, mientras que, en la piel, se relaciona con el hecho de que las glándulas bombean más aceite de lo habitual. Como contrapartida, ese exceso de aceite y una piel grasa puede hacer que, en lugar de brillar, sufras un poquito de acné de embarazada.
Si este es tu caso, no te agobies, porque el acné de las embarazadas es totalmente normal: lávate la cara con limpiadores suaves y cremas hidratantes sin aceite y consulta con tu ginecólogo sobre la posibilidad de utilizar tratamientos tópicos con peróxido de benzoilo, aceite de árbol del té u otros. Te recomendamos que sigas leyendo sobre cómo cuidar tu piel durante el embarazo y que consultes a un médico dermatólogo y a tu ginecólogo, si es una cuestión que te agobia más de lo que creías.
Infecciones vaginales durante el embarazo
A causa de los estrógenos, las infecciones vaginales son un dolor frecuente en las embarazadas. El porqué es sencillo: estas hormonas facilitan que los hongos puedan adherirse a las paredes de la vagina, produciendo irritación, picor, incomodidad en las relaciones sexuales y cambios en el flujo vaginal. En cualquier caso, y aunque una candidiasis vaginal siempre será molesta, no puedes contagiarla a tu bebé y existe tratamiento efectivo que no afecta al embarazo. Solo tienes que consultar a tu ginecólogo y seguir un tratamiento antifúngico.
Esta semana tu bebé...
Desde que te quedaste embarazada, el embrión no ha dejado de crecer y crecer. Ahora mismo mide entre 10 y 14 mm y pesa 1,5 g. En estos momentos, casi todo su volumen se presenta en la cabeza, aunque, poco a poco, esa cosita con forma de judía irá adoptando forma de bebé. Por ahora, su cabeza ocupa la mitad de su cuerpo y tiene unos ojos asombrosamente grandes: no ve nada, eso sí, porque el nervio óptico todavía se está formando, al igual que el inicio de la lengua, los oídos y las vértebras de su espalda.
Su desarrollo lo dirigen 3 grupos de células encargadas de formar la piel y el sistema nervioso, los músculos y los vasos sanguíneos y el sistema digestivo. Esta semana los brazos y las piernas parecen telas de araña que empiezan a crecer, la sangre se bombea a través de los vasos mayores, el corazón, que sigue en desarrollo, ya late a un ritmo regular (sí, ya puedes detectar los latidos del bebé en un ultrasonido: ¡esto le encanta a los papás y las mamás!) y su cerebro evoluciona a cinco áreas diferentes.
Mientras todo este proceso mágico sigue su camino, la placenta continúa un proceso de estabilización y el cordón umbilical se ha desarrollado con éxito, lo que permitirá servir de fuente de nutrientes, oxígeno y eliminación de desechos a través del torrente sanguíneo.
Cuídate, cuídale
Cómo han empezado a acelerarse las cosas, ¿verdad? Si todavía no la has hecho, en nada llega el primer ultrasonido y la visita prenatal. Si tu ginecólogo o matrona te lo han recomendado, sigue tomando los suplementos de vitaminas, minerales y DHA de los que ya te hemos hablado anteriormente, bebiendo mucha agua (por lo menos, un litro y medio o dos litros al día) y aumentando tu consumo de fibra insoluble y magnesio.
A grandes rasgos, ahora te va a tocar batallar contra esas náuseas en todo tipo de comida que quizás te encantaba. Esto puede ser chocante, pero es algo muy habitual y atiende a los cambios en el gusto y el olfato durante el embarazo. Puede ser que tus gustos coincidan con tus antojos o… bueno, puede ocurrir todo lo contrario. En este último caso, te tocará encontrar sustitutivos: si no puedes soportar el olor del pescado o de la carne, te tocará buscar proteína vegetal, o a la inversa.
Asegúrate también de prestar especial atención a:
- Tus escapadas constantes al baño, que experimentarás también con la necesidad de hacer mucho pis (micción frecuente). Esta necesidad está muy ligada a la hormona GCH, que provoca un aumento del flujo sanguíneo en el área pélvica; si el malestar de las náuseas te dejan algún rato tranquila para mantener relaciones con tu pareja, este mayor volumen de sangre en la zona hará que sean más placenteras para ti.
- ¡Puede que necesites sujetadores de hasta una talla más a partir de esta semana! Los estrógenos y la progesterona, no obstante, no te permitirán disfrutar demasiado, pues notarás tus pechos más tiernos, sensibles y doloridos. También puedes percibir ciertas protuberancias (tubérculos de Montgomery), que son glándulas sudoríparas que lubrican la aréola de tus pechos, que ya empiezan a prepararse para la lactancia.
En la consulta
Esta semana no hay por qué visitar al obstetra, aunque puedes plantearte adelantar tu primera ecografía si estás embarazada de tu primer bebé y sientes que estas semanas se te están haciendo muy duras y repletas de dudas. En cualquier caso, el ultrasonido será por vía vaginal todavía y, en la actualidad, podrás ver en colores el corazón y detectar el latido del embrión. ¡Es un momento mágico, ya verás!
Sin embargo, si dejas para la semana 8, e incluso alguna posterior la primera visita prenatal, puede que tengas que controlar los ardores propios del embarazo o el reflujo gastroesofágico producido por el aumento de la relaxina y la progesterona.
El reflujo gastroesofágico está relacionado con la válvula que cierra la entrada al estómago desde el esófago y suele entrelazarse con el aumento del volumen abdominal y los cambios hormonales. Si procuras comer tres horas antes de acostarte, mantener la cabeza un poco elevada cuando estés tumbada para dificultar la subida del ácido y no tomar alimentos grasos, fritos o café, los síntomas deberían reducirse notablemente. En casos graves, si sufres una hernia de hiato por ejemplo, lo mejor será acudir a un especialista para que te recete antiácidos y evitar comidas picantes o especiadas.
Tu próxima visita
La semana que viene llegará, casi con toda seguridad, tu primera visita prenatal. Ya te adelantamos que será una cita más larga que la media, ¡que lo sepas!, pues el equipo médico tendrá que tomar muestras de sangre y orina y hacerte varias pruebas (ultrasonido, prueba de Papanicolaou...) que puedes consultar en la semana 8 de esta guía de embarazo.
En cualquier caso, puedes estar muy tranquila: puedes comer y beber con normalidad y no tienes que hacer nada especial para los análisis. Simplemente, asegúrate de que hay un ultrasonido programado y pregunta si tienes que ir a la prueba sin haber hecho pis. ¿Sabes por qué? Las ondas de sonido viajan mejor a través del líquido, pero todo dependerá de tu especialista, que tiene la última palabra.
Tu entorno
El embarazo todavía no es muy evidente y la futura mamá puede estar algo estresada por todo lo que siente y aún no se ve: hinchazón, dolor abdominal, fatiga, náuseas, pechos... ¡El embarazo avanza, pero todavía no lo parece! Es el momento de apoyaros mutuamente y de interesarse por todos los cambios internos que tu pareja está viviendo ya.
Si eres la pareja o parte del círculo cercano de la madre, lo mejor será tratar de hacer comentarios positivos, aunque incluso estos pueden hacer que una embarazada se sienta cohibida o nerviosa, ¡pero nada de achacarle todo a las hormonas! Aunque hay parte de verdad en la relación hormonal con esos sentimientos y deberíamos ayudarle a relativizar de vez en cuando, no es buena idea restar valor o desvalorizar lo que siente o piensa la mamá con la excusa de las hormonas. ¡No lo olvides!
Puntos clave
- ¿Tienes estreñimiento? Bebe más agua y come alimentos ricos en fibra insoluble.
- Se está acumulando moco cervical en el cuello de tu útero para formar el tapón mucoso.
- El embrión ahora mismo mide entre 10 y 14 mm y pesa 1,5 g.
- Puedes sentir que tienes la necesidad de hacer pis muchas más veces y que tus senos se han hinchado y están más sensibles.
- Apóyate en tu pareja o en personas cercanas para verbalizar lo que no es evidente físicamente: ¡te ayudará más de lo que piensas!
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