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Estás en… Tercer trimestre
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¡Enhorabuena! Has llegado a las 40 semanas de embarazo y eso significa que tu peque estará a punto de venir a este mundo. Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento sucederá e, incluso, puede ser que se alargue hasta la semana 42… Pero, por ahora, vamos a ver qué pasará durante estos días, ¿te parece?
Esta semana tú…
Un embarazo dura, de media, 40 semanas, que es justo en el momento en el que tú te encuentras. En algunos casos los bebés nacen antes, como sucede normalmente con los gemelos o en caso de parto prematuro. Y, si tu peque todavía no ha nacido, tu embarazo se alargará como mucho dos semanas más: si en la semana 42 de gestación todavía no has parido, lo más habitual es que te practiquen un parto inducido.
Los motivos por los que el parto puede atrasarse son muy diversos: para empezar, las 40 semanas se calculan en función de la fecha de tu última regla, pero el momento en que se produce la ovulación no tiene por qué ser, exactamente, 14 días después de que se te retirase el periodo. Esto puede afectar a la fecha de nacimiento del bebé, y solo es uno entre muchos otros factores.
¿Cómo saber que te has puesto de parto?
En los últimos días de gestación se producen diferentes señales que indican que el parto está cerca, pero este todavía no ha comenzado. Los más habituales son la expulsión del tapón mucoso y la presencia de contracciones, aunque estas no son regulares ni van aumentando en intensidad, cosa que sí sucede con las contracciones de parto.
Una señal inequívoca de que te has puesto de parto es la rotura de la bolsa amniótica, lo que popularmente se conoce como romper aguas. La expulsión del líquido amniótico puede ser de golpe o paulatina, dependiendo de cómo se haya roto la bolsa. Para cerciorarte de que has roto aguas, túmbate boca arriba y mantén la posición durante al menos 5 minutos: el líquido debería seguir fluyendo. Si es así, acude al hospital porque el parto se iniciará en breve y, además, el bebé no puede pasar muchas horas en tu interior cuando la bolsa se ha roto.
Otra señal de que el parto ha empezado son las contracciones. Seguro que en las últimas semanas has experimentado contracciones de Braxton-Hicks y ya sabrás que su intensidad no va en aumento y desaparecen cuando cambias de posición. En cambio, las contracciones de parto sí aumentan su intensidad, ¡y desde luego, no paran en cuanto cambias de postura! Verás que estas contracciones se vuelven más frecuentes e intensas, pero no tienes que salir corriendo al hospital: primero asegúrate de que ya tienes una cada 5 minutos, aproximadamente, y su duración es de unos 30 segundos.
El periodo de dilatación en una madre primeriza puede llegar a durar 14 horas, y el periodo de expulsión (el momento en que el bebé llega al canal de parto y lo atraviesa) entre 1 y 2 horas; por último, una vez el o la peque haya nacido tendrás que expulsar la placenta, lo que suele suceder entre 15 y 30 minutos tras el parto. Si ya has tenido hijos antes, estos periodos se acortan porque los tejidos muestran menos resistencia.
Esta semana tu bebé…
Ahora mismo tu bebé ya está a punto para llegar al mundo. Su cráneo, que no está soldado todavía, se plegará para facilitar el paso a través del canal de parto: este es el motivo por el que algunos bebés tienen la cabeza ligeramente cónica después de nacer. Pero no te preocupes: ¡todo volverá a su lugar! Las fontanelas se recolocarán y seguirán soldándose poco a poco.
Una vez nazca, tu bebé sabrá distinguir tu voz entre las de todas las demás personas, aunque no puede verte: sus ojitos no son capaces de enfocar más allá de unos pocos centímetros de distancia. Al principio notarás que se mantiene en posición fetal y es algo perfectamente normal: tras meses en esa postura y sin espacio para moverse en las últimas semanas, el peque tardará un rato en darse cuenta de que ahora puede mover su cuerpo con total libertad.
Cuídate, cuídale
En estos días, especialmente tras el parto, es importante que cuides tu bienestar emocional. Es normal que te sientas un poco triste o nostálgica algunos días antes y después del parto. Al fin y al cabo, estás a punto de traer un nuevo ser humano a este mundo y todo va a cambiar muchísimo a partir de ahora. Es lógico que sientas que echas de menos tu antigua vida, incluso que te preguntes si has hecho lo correcto teniendo un hijo: les pasa a muchísimas más madres de las que te imaginarías.
Comparte estas emociones con tu pareja o con las personas más cercanas, ya que te ayudará a reducir la tensión que sientes. Además, el hecho de compartir estos pensamientos te hará ver que estás acompañada y que no es un cambio que debas afrontar tú sola, ni mucho menos.
Sin embargo, si sientes que estas emociones te afectan demasiado, puede que estés entrando en el pantanoso terreno de la depresión posparto. Presta especial atención a los siguientes síntomas, especialmente si ya has tenido a tu bebé:
- Te cuesta mucho dormir incluso sintiéndote agotada, o todo lo contrario: duermes mucho más de lo habitual y te cuesta salir de la cama.
- Pensar en tu bebé te provoca ansiedad o angustia, o no puedes evitar pensar constantemente en que le puede pasar algo.
- Tienes cambios de humor intensos o incluso sientes ataques de ira.
- Tu apetito cambia drásticamente.
Puedes sentir algunos de estos puntos tanto antes como después de tener a tu bebé, pero la situación no debería alargarse más de dos o tres semanas. Si es así, habla con tus familiares y solicita ayuda profesional para dejar atrás estas emociones. Y, muy importante, no te avergüences por sentirte así. Es algo muy común: según la OMS, 1 de cada 6 mujeres experimentan este tipo de sentimientos tras dar a luz. ¡Y tanto tu familia como los profesionales estarán ahí para ayudarte!
En la consulta
Si todavía no te has puesto de parto, tu ginecólogo o ginecóloga seguirá haciendo monitorizaciones para comprobar si el bebé está sufriendo por la falta de espacio. Es probable que te den una fecha máxima para inducir el parto, mientras le dan un poco más de margen al bebé para decidirse a venir al mundo.
En cambio, si ya has tenido al bebé… ¡Qué te vamos a contar! Una vez haya nacido le harán varias pruebas:
- Medir su peso y su estatura, ¡es lo primero que te preguntará todo el mundo!
- Limpiar las mucosas con una gasa.
- Hacer una evaluación general.
- Una inyección de vitamina K para prevenir coágulos.
- Le pondrán un colirio o una pomada con corticoides en los ojos para prevenir que contraiga una conjuntivitis.
Le harán el test de Apgar nada más nacer y 5 o 10 minutos después del parto lo repetirán. Se trata de un test que analiza 5 parámetros: el color de la piel, los reflejos, el tono muscular, la respiración y la frecuencia cardíaca. Se le dará una puntuación de 0 a 2 en la que 0 es que hay algún problema, 1 es una respuesta leve y 2 es una respuesta normal. Si el bebé suma entre 8 y 10 puntos, su salud es perfecta; en cambio, si es inferior a 6 va a necesitar una monitorización especial.
En cuanto a ti, antes de darte el alta te harán varias revisiones para comprobar que tu tensión arterial sea correcta, que la matriz vaya volviendo a su tamaño normal de forma paulatina y que los puntos estén bien si han tenido que hacerte una episiotomía o una cesárea. También se asegurarán de que no tengas fiebre y, si te hicieron una cesárea o sangraste mucho en el parto, te harán una analítica.
Tu próxima visita
Si ya has tenido a tu bebé, lo más probable es que tu próxima visita sea la primera revisión tras el parto. A partir de ahora, ¡puedes seguir el crecimiento de tu peque con nuestra guía sobre el primer año de vida del bebé!
Tu entorno
Aunque el trabajo duro del parto recae sobre la mamá, ¡la pareja y la familia también ocupáis un lugar importante! Vuestra función será tranquilizarla, darle el apoyo que necesite, mantener la calma y contar las contracciones para saber cuándo es el momento idóneo para ir al hospital.
Para controlar las contracciones deberéis realizar dos mediciones: la primera, los segundos que pasan desde que empieza una contracción hasta que acaba (es decir, cuán largas son las contracciones); y la segunda, cuánto tiempo pasa desde que una contracción acaba hasta que empieza la siguiente. Hacedlo con varias contracciones seguidas para ver su regularidad, pero no hace falta que las midáis absolutamente todas: volved a hacerlo cuando notéis que son más largas o que se suceden cada menos tiempo, y chequead 2 o 3 de estas nuevas contracciones. Cuando la futura mamá lleve unas cuantas horas con contracciones cada 3 o 5 minutos y su duración sea de unos 40 segundos, ¡ya podéis salir para la clínica!
Cuando volváis a casa con el nuevo miembro de la familia, es habitual que no sepáis muy bien qué hacer para ayudar a los padres. Lo mejor en estos momentos es preguntar abiertamente qué necesitan. Para los papás, una buena idea es responsabilizarse de ayudar en tareas que no recaen sobre la madre exclusivamente, como la lactancia. Cambiar pañales, dar el biberón, cambiar la ropita del bebé… Todas estas tareas pueden ser realizadas por cualquier miembro de la familia: así todos estaréis involucrados en los cuidados del recién nacido.
Aun así, tened en cuenta que es probable que tanto familiares como amigos quieran conocer al peque, así que quizá los nuevos papás se sientan un poco abrumados y también tengan ganas de pasar un rato en soledad. Respetad su decisión y dejadles algo de tiempo para ellos cuando os lo soliciten. ¡Saber escuchar también es una forma excelente de mostrar vuestro apoyo!
Puntos clave
- Si todavía no has tenido a tu bebé, ¡llegará en cualquier momento!
- La gestación puede alargarse hasta 42 semanas: pasado este tiempo, te inducirán el parto.
- Aprende a distinguir las señales que te indican que el parto ha comenzado.
- Si rompes aguas, acude al hospital en cuanto puedas: el bebé no puede pasar muchas horas con la bolsa rota.
- Presta atención a tus emociones y no te sientas mal por estar un poco triste o fatigada.
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