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Estás en… Tercer trimestre
Te quedan: 11 semanas
¿Cómo has empezado tu tercer trimestre de embarazo? Algunas madres consideran este el más duro por el peso, el insomnio y la fatiga, mientras que otras siguen con un peor recuerdo de las náuseas y el cansancio del primer trimestre. En cualquier caso, esta semana todos respiramos un poco más aliviados, ya que la posibilidad de complicaciones se ha reducido a mínimos e incluso un parto prematuro puede gestionarse sin complicaciones en la unidad neonatal de cuidados intensivos.
Esta semana tú...
Este tercer trimestre el peso de tu bebé se va a notar, literalmente. De media, las mamás ganan unos cinco kilos en la fase final de su embarazo. ¿La razón principal? Bueno, tu bebé no tiene mucho más que hacer que crecer y crecer.
Durante las próximas semanas empieza una carrera de resistencia física y emocional de la que sabemos que vas a salir campeona: por un lado, esos 8-11 kilos de peso más (de media) van a empezar a suponer un fuerte impedimento físico: dolores de espalda, insomnio, articulaciones más “flojas” y la temida ciática en la base de la espalda que se refleja hasta la pierna. Cuídate mucho y deja que te cuiden, aprovecha para descansar cuando sientas que necesitas un respiro y sigue moviéndote para aliviar la hinchazón de pies y piernas.
Sin embargo, hay otras molestias que no vas a poder aliviar con tanta facilidad. La primera es la carga emocional relacionada con tu maternidad y el nacimiento del bebé: algo compartido con tu pareja y tu círculo cercano. Como ya hemos comentado en semanas anteriores de esta guía, hablarlo siempre es una fórmula ganadora.
La segunda, en cambio, está más relacionada con todo el volumen de sangre que necesitarás aumentar (¡hasta un 50% extra!) para poder oxigenar adecuadamente al feto en estas últimas semanas. Para ti esto se va a traducir en mareos, cansancio e incluso anemia debido a una posible deficiencia del hierro, puesto que una parte esencial de la hemoglobina está en los glóbulos rojos, que están ocupados produciendo sangre para ti y para tu bebé. En cualquier caso, es importante que lo comentes a tu médico, aunque en esta misma guía encontrarás claves para controlar la posible deficiencia de hierro: además, deberías seguir tomando tus vitaminas prenatales.
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Tu día a día está lleno de pataditas de tu bebé y deberías notar movimientos varias veces cada hora: a medida que siga creciendo, te prometemos que no notarás tanto esos golpetazos de karateka profesional.
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El aumento del flujo sanguíneo puede incrementar la sensación de fatiga y de dolor: en especial, piernas, pies y espalda baja.
Esta semana tu bebé...
En la semana 29 de tu embarazo el bebé habrá crecido hasta los 38,6 centímetros de media. Su peso también aumenta imparablemente, habiendo ganado 150 gramos en poco más de dos semanas (¿recuerdas cuando te dijeron que no pesaba ni 3 gramos aún?).
El feto ahora está focalizado en hacerse más grande y fuerte y, en paralelo, crecen sus pulmones, su cabeza y su cerebro sigue desarrollándose a toda velocidad. Estos cambios permiten al futuro bebé comenzar a regular su temperatura corporal, ser sensible a la luz, escuchar tu voz o distinguir algunos sabores. Poco a poco, el lanugo está empezando a desaparecer y el cordón umbilical se ha cubierto de un fluido gelatinoso (Gelatina de Wharton) para evitar que el bebé pueda hacerse daño.
El desarrollo pulmonar es lo que permite respirar a todos más aliviados, puesto que, ante un parto prematuro, sus pulmones necesitarán asistencia para respirar, pero las posibilidades de supervivencia fuera del útero se han incrementado mucho. Esta semana, además, empezará a darse la vuelta con el objetivo de colocarse apoyado o apoyada en el cuello del útero.
Cuídate, cuídale
Si bien esta semana ya tendrás una dieta marcada para tu embarazo, puede ser interesante aumentar el número de comidas (si no estás haciendo entre 5 y 7 diarias), ya que tus necesidades van a variar en este tercer trimestre. Hazte a la idea de que 250 mg de calcio de los 1000 mg que debería contener tu dieta van directamente a los huesos de tu bebé, y también ayudan a los músculos, dientes, nervios y corazón.
Algunas opciones son: yogur natural (310 mg) u otros alimentos lácteos, en el caso de que no toleres los lácteos leche de almendras o de soja suplementada con calcio y vitamina D (300 mg), sardinas en lata (100 gramos contienen 325 mg), tofu (100 gramos contienen 205 mg), edamame (200 gramos contienen 200 mg) o higos secos (35 mg por pieza). Es importante que comas huevos, queso, carne magra, pescado, legumbres o cereales integrales en esta fase de tu embarazo o que consultes con tu nutricionista si sigues una dieta más estricta por razones de salud o filosofía de vida.
El síndrome de las piernas inquietas
No son pocas las embarazadas que sienten la necesidad de mover continuamente las piernas alrededor de esta semana y en las siguientes. Si te ocurre, habrás notado que, en especial, esto ocurre cuando descansas o estás tumbada, ¿verdad? Si bien no se conoce el porqué exacto, suele vincularse a un desequilibrio del neurotransmisor dopamina y una carencia de hierro: evita estimulantes (cafeína, teína), practica ejercicio y toma un aporte extra de hierro en la alimentación o en forma de suplemento si el ginecólogo o la comadrona así te lo indican.
Calostro y almohadillas mamarias
A partir del tercer trimestre, tu bebé sigue creciendo imparable y tu cuerpo se prepara para las primeras fases de la maternidad. Por esta razón, puedes notar que tus pechos pueden empezar a expulsar calostro, la preleche que será el primer alimento de tu bebé y que es mucho más proteica que la leche en sí (aunque contiene menos grasa y azúcar que la leche más madura). En cualquier caso, las almohadillas con frío y calor te ayudarán con el dolor y la hinchazón, así como, más adelante, para estimular los conductos y el flujo de leche, por lo que puede ser una compra útil para ahora y para el corto-medio plazo.
Protégete ante infecciones urinarias
Las infecciones urinarias son muy habituales en el embarazo y mucho más frecuentes en el tercer trimestre que en los otros dos. Si notas escozor o picor al ir a hacer pis, dolor en la parte baja del abdomen o tu orina es oscura, huele mal o está mezclada con sangre, consulta a tu ginecólogo para una revisión. Puedes consultar la semana 6 y la semana 21 de tu embarazo para más información: por regla general, aunque no suelen ser graves, es mejor tratar de prevenir una posible infección en las últimas semanas de embarazo.
En la consulta
Como ya hemos comentado, estas semanas es posible que te sientas más fatigada y mareada debido al trabajo extra de tu cuerpo en relación al flujo sanguíneo y el gasto de hierro. Sin embargo, entre la semana 24 y la semana 32 no suele recomendarse hacerse la segunda prueba de anemia —por regla general, la primera coincide con la visita prenatal inicial de tu embarazo—, ya que el aumento enorme en el volumen de sangre puede suponer un diagnóstico erróneo. En cualquier caso, en este tema cada médico decidirá, pero puedes pedirle que te comente qué ventajas y desventajas tiene retrasar este segundo análisis a la semana 34.
Tu próxima visita
A partir de la semana 30, las visitas semanales se vuelven más habituales al igual que los exámenes de la vagina y el cuello uterino. A todo ello se suma el control al que ya estarás habituada a estas alturas del embarazo: presión arterial, peso, etcétera. Muchas mamás sienten cierta angustia ante lo que les parece un exceso de exámenes internos (que ayudan a valorar la dilatación del cuello del útero, el borramiento o ablandamiento de la cérvix y la posibilidad de parto prematuro) en esta fase: siéntete libre de comunicarlo a tu ginecólogo.
Tu entorno
No retraséis mucho más la charla sobre cómo os gustaría que fuese el parto y qué personas queréis que estén implicadas. Ante todo, como principal protagonista junto al bebé, la madre debe tener la última palabra, pero es muy sano discutir cada papel con tu pareja.
Pensad en cuestiones como:
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¿Tu pareja estará presente y apoyándote en todo momento? ¿Es aprensivo o aprensiva y crees que no puede soportar esa situación o que no ayudará? ¿Quién debe acompañarte en el parto?
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¿Incorporaréis a una comadrona al proceso del parto? ¿Estás abierta a modificaciones en el plan de parto por parte del hospital?
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¿Qué queréis hacer durante los tiempos de espera?
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¿Tenéis bien controlados los tipos de respiración durante el parto?
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¿Qué reglas básicas quieres establecer o queréis establecer? ¿Móviles sí o no? ¿Llamadas? ¿Fotos?
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¿Tienes miedo al parto? ¿Qué siente tu pareja? ¿Qué estáis haciendo para superar esta etapa con éxito?
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¿Queréis visitas en las primeras horas o incluso en los primeras días de recuperación en el hospital o preferís presentar al bebé ya en casa?
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¿Habéis hablado sobre la posibilidad de donar la sangre del cordón umbilical para investigación y tratamiento de enfermedades como el cáncer?
Puntos clave
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Prepárate para lo que puede venir: dolores de espalda, insomnio, articulaciones más “flojas” y la temida ciática.
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Ante un parto prematuro, sus pulmones ya están desarrollados: ¡respira aliviada!
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250 mg de los 1000 mg de calcio de tu dieta va a los huesos de tu bebé.
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Suele hacerse la segunda prueba de la anemia, pero hay que tener en cuenta que el aumento del flujo de sangre puede falsear el resultado.
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